Sentirte contenido en el otro es una ilusión, el trabajo es tuyo
Algunos lo identifican, otros no. Algunos se aferran a él por tradición, otros se sienten más cómodos como individuos. Sin embargo hay algo de liberación, de relajación, en simplemente dejarte pertenecer, dejarte ser uno mismo con la gente que te rodea. Te liberas un poco de tu responsabilidad, de tener que cubrir tus propias necesidades. Te dejas ir, fundiéndote con la masa y te sientes abrazado y contenido.
Imagen de Katie Drazdauskaite en Unsplash.com
Queremos aportar al grupo, sentir que nuestro trabajo vale, que para alguien importamos y hacemos la diferencia. Que en caso de que nosotros necesitemos una mano amiga alguien nos la va a tender. Ese sentido de pertenencia al final es una estrategia de supervivencia y nos sirve muy bien.
Si has vivido frenéticamente buscando pertenecer a un grupo, que tu familia te valore, que te acepte alguien en específico está muy bien. Estás buscando lo mejor para ti, te estás reflejando en el otro, te permites bajar la guardia y dejarte tocar, dejarte identificar y dejarte guiar.
Solo quiero recordarte que eres un individuo, que tienes necesidades y sueños que cumplir. Recuerda que el hacerte cargo de otros y vivir su vida es una ilusión, tal vez estás viviendo tu propósito a través de ellos, pero a fin de cuentas lo haces por ti.
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Deja de creer que entregarte al otro sin límite te hace mejor persona. Comienza a ver el amor como dejar al otro vivir su propia vida y equivocarse, ámate viviendo tu vida mientras derecho apuntas que sí, que estás viviendo por y para ti. Tus hijos se van a equivocar y los amas, tus padres se van a equivocar y los amas. Tú te has equivocado y llega a ti un inmenso amor, porque estás en tu propio camino y eso es lo que importa.