Camino solo. Casi sin ser yo. Dejo que las teclas se presionen con facilidad. En esta nueva habitación, con la sensación que preparé ayer, aquí estoy, con un discurso vago y confuso, con palabras de más, con silencios que me debo... En la eternidad colgaré mi distracción, con los ojos medio cerrados, con picores feos, abstracto y aparentemente profundo, pero desalmado... deja la lógica al leer, como lo estoy haciendo al escribir, pues no entenderás que no tiene significado. Que 5 minutos me bastan para no decir nada. Respiro hondo... a la mitad de mi capacidad pulmonar... ¿la presión viene de afuera o es interna? ¿acaso existe una diferencia real entre ello? me siento los pies y vuelvo... casi me olvidaba de que era yo. En un instante renazco, y en otro instante me pierdo retando a la dejadez absoluta a que me de una señal, una explicación. Me dejaron con un puñado de valores en una mano. En la otra recuerdos vagos... me pintaron un mundo en el que no encajaba y me empujaron diciéndome que no mirara atrás. Suficiente para este momento descontrolado y errante dejo salir lo que quiera que sea que rebosa de esta mente.