Manos y corazón puros
¿Quién subirá al monte de Jehová y quien estará en su lugar santo? Salmo 24:3
Un hombre que andaba por el desierto, medio muerto de sed, se encontró con un vendedor de corbatas.
-¿No me quiere comprar una corbata?
-tengo de todas las clases y de todos los colores.
-Mire esta linda corbata de seda le quedará muy bien
-No quiero una corbata, ¡lo que necesito es agua!
-Lo siento, señor, no tengo agua.
-¿Está seguro de que no me quiere comprar una corbata?
-¡No!
Continuando su camino al treparse al siguiente médano, no podía creer lo que veía.
Había un restaurante con aire acondicionado, sus ventanas brillaban con el sol como una invitación a entrar y refrescarse.
¡Seguramente el restaurante le podría servir muchos vasos de agua!
Casi cayéndose se arrastro por la arena hasta llegar a la entrada.
Abrió la puerta, y estaba apunto de entrar cuando el portero se le acercó y le dijo:
-Lo siento mucho, señor, pero usted no puede entrar a este restauran sin corbata.
¡Pobre hombre! se murió de sed simplemente porque no cumplía con los requisitos para poder entrar.
¿Cómo entrar en la presencia de Dios, siendo que él es santo?
¿Cómo debemos prepararnos interiormente para estar ante Dios?
La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado, cuando aceptamos por fe su sacrificio por nosotros en la cruz.
El quita nuestra impureza y nuestra culpabilidad.
Te invito a que te prepares para conocer la santidad de Dios, con manos limpias y un corazón puro, dejando a un lado todos tus pecados.