¿Por qué admiramos a otros?
Primeramente, debo comentarte que esta duda surgió hace mucho tiempo (años), pero fue hace poco cuando un video me terminó de cuestionar. Era una compilación de momentos en los cuales distintos cantantes/actores muy famosos se aparecían por sorpresa frente a algún fanático o en lugares públicos. Las reacciones eran muy graciosas y seguían un patrón: primero colocarse las manos en la boca, mientras encogían el cuerpo; luego abrazar a la celebridad mientras lloraban/reían/gritaban (o todas juntas). Al terminar de verlo, me imaginé cuál hubiese sido mi reacción si al ingresar en un ascensor está mi youtuber favorito o que Daniel Radcliffe me tropezara para bajarse del tren ¡La locura!
Lo primero que hice fue escribirle a todos mis amigos psicólogos en busca de explicación. Todos coincidieron en que no había una teoría, que ellos supieran, se dedicara exclusivamente a explicar el porqué admiramos a otras personas, sino que podía consultar varias relacionadas. Con sus opiniones pude trazar un camino de investigación que me llevó a conversar con tres reconocidos autores (capaz admiras a uno de ellos).
La primera referencia que me dio uno de mis asesores fue El Narcisismo; es decir, que admiramos a otros por lo que vemos de nosotros en él. Esta idea quedó resonando en mi cabeza, así que corrí al teléfono a enviarle un mensaje de Whatsapp a uno de los mayores exponentes del siglo XX, mi estimado Sigmund Freud, padre del Psicoanálisis. Con par de cafés expresos de por medio, me contó acerca de su concepción del Narcisismo. Nunca pensé que una palabra de la cual tengo una definición tan simple, podría tener toda una concepción compleja detrás de ella. Entonces al finalizar una charla sobre la líbido y el narcisismo primario y secundario, pude irme de este ameno encuentro sabiendo que, para Freud, dependiendo del estado narcisista en el que estemos:
1- Amamos a lo que uno es
2- Amamos a lo que uno fue
3- Amamos a lo que uno quisiera ser
4- Amamos a la persona que fue una parte de uno mismo
Gracias a Boby por sugerirme a Freud; sin embargo, pienso que amar va más allá de lo que queremos saber, pues no necesariamente amamos a las personas que admiramos. O sino que lo diga La Mont:
“Amar es admirar con el corazón, pero admirar es amar con la mente”.
-Alfredo La Mont-
Esto me hizo pensar que quizá era buena idea tocar las puertas de algún idealista, porque si se admira con la mente y en la mente hay ideas, ellos deben saber. Es por ello que agarré mi maleta y me aventuré en un viaje a Grecia para visitar a Platón. Como no tenía dinero para comprar el pasaje, me fumé una lumpia y en cuestión de segundos ya estaba entrando a su academia. Fue muy chévere la conversa, bastante agradable, de verdad, pero no me dio las respuestas que necesitaba. Él cree que en nuestro ser existe una dualidad, entre lo material y lo espiritual. Ve el cuerpo (lo material) como una especie de prisión para lo espiritual (el alma). Según su concepción, el amor se entiende como una necesidad de experimentar la gran belleza existente en eso que admiramos, pero no una belleza estética, sino la verdad que hay en ello. Es algo frustrante, porque tenemos que aprender, desde lo material, a disfrutar de lo poco que podemos aproximarnos a esta belleza.
Aprendí mucho con él y en agradecimiento le regalé un desriz para su barba, así sería más fácil peinarla. A su vez, me dio el número de René Descartes, porque en su Tratado de las Pasiones del Alma sí se habla de la Admiración, lo cual es mi objeto de interés. Tomé otra de mis lumpias y viajé en el tiempo para encontrarme con él.
Debo reconocer que Descartes es un tipo muy lógico y sabe explicar muy bien las cosas. Con un par de cafés con leche inició una charla moderna. Él considera a la Admiración como la primera de las pasiones, ya que es el primer contacto que se tiene con el objeto, lo cual nos causa sorpresa. Ya por aquí vemos que Descartes la ubica en el plano de la observación y no en el que nosotros queremos saber, pero va a usar otros términos que sí van relacionados con nuestra idea. Dice que dependiendo de lo que nos produzca el objeto admirado, podemos sentir estimación o desprecio. Nos quedaremos con la estimación, y es aquí donde llega al punto que nos interesa. Mi amigo del café con leche nos va a decir que si el objeto en cuestión nos hace bien (según nuestra concepción, claro), esa estimación se convierte en "Veneración" ¡Gracias Descartes!
Por nuestra tradición judeocristiana, vemos la veneración como algo netamente religioso, pero según el Diccionario de la Real Academia Española, en su primera acepción, venerar es:
“Respetar en sumo grado a alguien por su santidad, dignidad o grandes virtudes, o a algo por lo que representa o recuerda”
¿No será esto lo que nos pasa con esas personas que admiramos? ¿Será que las veneramos?
Según los resultados del informe anual de la compañía de investigación YouGov, las personalidades del mundo más admiradas en el 2018, hasta ahora, son:
En lo personal, tengo mi listica que va desde personas que solo conocen en sus casas, hasta algunos famosos, entre los cuales puedo mencionar a Lucifer (no al actor, sino al personaje), David Bisbal por su voz (quisiera cantar como él), Alan Estrada (por sus excelentes videos viajando por el mundo), entre otros.
Descartes nos continúa diciendo que luego esa veneración puede seguir avanzando y convertirse en pasiones más fuertes, como alegría, agradecimiento y… ¡Amor! Otra cosa que me encantó es que mi amiguito René me explicó las causas, para lo cual tuvimos que pedir otra ronda de café. Para resumirlas, las colocaré en forma de secuencia:
- La rareza o extraordinario del objeto admirado nos produce sorpresa
- Nuestro cerebro mantiene al sentido que lo captó reteniéndolo
- Los espíritus internos se mueven hasta ese lugar del cerebro para reforzarlo
- A veces ocurre el pasmo, que es exceso de admiración, lo cual paraliza al cuerpo
- Según los efectos (bien o mal) se desarrollan nuevas pasiones
Esto quiere decir que cuando vemos algo que solo nos parece extraño, podemos dedicarle algo de atención, pero no tendrá la misma fuerza cuando es algo que nos parece extraordinario y quieren seguir conociendo acerca de eso. Recuerdo una vez que iba en el metro y habló el operador. Tenía la voz y dicción más geniales que había escuchado en todos mis viajes. Cabe destacar que una de mis metas es ser locutor, así que es algo que me pudo cautivar a mí, pero quizá no al resto de los usuarios en el tren. Mi reacción natural fue querer verle la cara, darle la mano y capaz hasta felicitarlo por su trabajo. Además, mis viajes en esa línea del tren iban a tener un toque distinto desde ahora. Lo mismo nos pasa con algún autor, que desde el primer párrafo del libro ya estamos enganchados y queremos toda su colección.
PARA CONCLUIR
Me acabo de dar cuenta de que se podría realizar hasta un Trabajo Especial de Grado sobre este tema. Para los que estudian Psicología, ya saben. Pasé de no tener ideas a escribir un post extenso ¡No me odien! Me sorprende cómo una simple duda pudo arrojarme a dos días profundos de lectura. Recordé mis años de universidad.
Tomé como referencia a tres autores de distintas épocas y corrientes de pensamiento. Existen más, por ejemplo Ortega y Gasset, quien nombra la Admiración como uno de los sentimientos del enamoramiento, pero nuestro objetivo era separar la concepción de admiración del amor propiamente, por más ligadas que se encuentren.
Estos tres autores nos dan algunos cabos sueltos que podemos unir un poco para encontrar respuestas a la pregunta inicial ¿Por qué admiramos? Tenemos a un Descartes que nos dice que la veneración (que es lo que se relaciona con nuestra concepción de Admiración), es una pasión que se genera luego de haber admirado un objeto (que incluye personas) y el cual nos ha producido bien, por lo que desarrollamos estimación por él, y dependiendo de la cantidad de bien que nos hace, pasa a veneración por lo genial que es y hasta puede continuar hasta convertirse en amor. Esto si lo vemos desde el lado positivo, porque si lo admirado no es bueno, terminará en odio.
Platón, por su parte, solo nos indica que la belleza está en la verdad, y cuando estamos cerca de ella, eso nos hace sentir una profunda necesidad por querer alcanzarla, solo que nuestra limitación material no nos deja.
Entonces tenemos a un Platón que nos dice lo que pasa, un Descartes que nos dice el cómo, pero no nos echan el cuento del porqué. Si le hacemos caso a Freud con su escrito sobre el Narcisismo, entonces ese bien que nos hace el objeto puede darse porque moviliza nuestra energía sexual (líbido), y nos podríamos estar sintiendo identificados con él, porque tiene características comunes con nosotros, con una parte de nosotros, con lo que éramos o con lo que quisiéramos ser. Por eso coloqué algunos ejemplos de las personas que admiro yo, para hacer esto más comprensible ¿Por ser narcisista significa que sea malo? No necesariamente. Esta teoría, así como la de Lacan, solo explica un comportamiento que para ellos se relaciona con nuestra evolución sexual desde la infancia.
REFERENCIAS
DESCARTES, René (1649). Tratado de las Pasiones del Alma. [PDF] Disponible en: 23118.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/.../Descartes_pasiones.pdf
FREUD, Sigmund (1914). Introducción del Narcisismo. [PDF] Amorrortu Editores: Buenos Aires Disponible en:
https://psicovalero.files.wordpress.com/2014/11/sigmund-freud-introduccic3b3n-del-narcisismo-1914-t14.pdf
MARTÍNEZ C, Néstor (2012). El Narcisismo... Freud y Lacan. Revista de Psicología GEPU, 3 (1), 79-89
PINOS, Pau (Abril 15, 2018). Las personas más admiradas del 2018. [Artículo Web]. Consultado en https://es.yougov.com/news/2018/04/15/las-personas-mas-admiradas-del-2018/
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (2001). Diccionario de la lengua española (22.a ed.). Venerar. Consultado en http://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=venerar
TORRES, Arturo (s/f). La teoría del amor de Platón. Psicología y Mente [Artículo Web]. Consultado en https://psicologiaymente.com/psicologia/teoria-del-amor-platon
Espero hayan disfrutado este escrito
Tienen permiso amplio para refutarme/corregirme en los comentarios si no están de acuerdo, pero si lo van a hacer, que sea educativo para mí y otros lectores.
Aprovecho para preguntarles:
¿A quién admiras y por qué crees que lo haces?
Tienen permiso amplio para refutarme/corregirme en los comentarios si no están de acuerdo, pero si lo van a hacer, que sea educativo para mí y otros lectores.
Me gusto tu publicacion, y respondiendo a tu pregunta para no ir tan lejos admiro a mi querida amiga @betamusic por ser una mujer valiente, emprendedora, luchadora, guerrera e imparable, mujer que a pesar de sus miedos sigue adelante.
Y al igual que tu admiro a mi mama ♡
Exitos amigo @dancerebre.
¡Gracias! ¿Y por qué crees que las admiras? ¿Te identificas o te gustaría agregar esas características a tu persona?
Interesante información., yo admiro a muchas personas, Doctor House
No vi la serie, pero si algunos capítulos, es como ácido el hombre ¿Tú eres así?
Yo admiro a muchísimas personas sobretodo deportistas y músicos.
¿Practicas algún deporte o música?
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Te admiro a ti por tu dedicacion para presentarnos algo con fundamento. Y ps tambien a Malala, Mandela, Martin L.K, y un poco de gente.
¡Gracias!
Excelente post, ahora te sigo!, pues si admiro a alguien es a Jurgen Klaric o Juan Tamayo, upvote amigo
Pasate por mi Post y opina!
¡Gracias! Ya te seguiré...
Buen post, tienes mi voto saludos!
Y cuando la admiración se convierte en veneración, puede que el individuo empiece a preguntarse: ¿Realmente habrá existido este a quien tanto admiro? Sabes que ha existido porque la propia realidad lo demuestra (publicaciones, discos, fotos, videos).
Así es ¡Gracias por comentar!
¡EXCELENTE! Una revisión ante la cual hay que quitarse el sombrero, como decimos aquí en mi tierra.
Admiro a Jesucristo... Es el único ser que ha caminado sobre este planeta y dividido la historia en antes y después de él.
Lo estudio, lo sigo, hago lo que está a mi alcance para imitarlo y procuro que otros lo vean a él a través de mí.
Creo que eso es admiración. ;-)
No había visto este comentario ¡Gracias por comentar! Y sí, Jesús es un ser digno de admiración.