El cuento: Qué es y cuál es su extensión.
El mayor reto que se nos presenta a la hora de escribir un cuento es la precisión. ¿Cómo relatar aquello que queremos en las palabras justas? Para que no nos sobren ni nos falten. Esa para mí es la magia del cuento: decir lo necesario en determinada cantidad de palabras, conservando la brevedad y armonía. Edgar Allan Poe decía que un cuento no debe ser muy largo para facilitárselo al lector y estoy de acuerdo. Creo recordar que Cortázar explicaba que el cuento es mucho más difícil de escribir que una novela. Y es cierto, si la novela no fue suficiente, se puede crear una saga y continuar con la misma historia. Con el cuento no, porque hay que cerrarlo, ya que estamos relatando algo muy puntual. Aunque hay escritores como Anton Chéjov que a mi parecer pusieron el punto final cuando pensamos que aún le faltaba más por decirnos.
Clasificación.
Ahora bien, existe una clasificación que vi en un taller de escritura de cuentos y es la siguiente:
De 0 a 20.000 palabras: Cuento.
De 20.000 a 50.000 palabras: Novela corta.
De 50.000 en adelante: Novela.
En cuanto a los microcuentos que mencióné anteriormente, el que más recuerdo es: “El dinosaurio” de Augusto Monterroso y dice: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Esto tan corto nos hace imaginar tanto. ¿Quién despertó? ¿El dinosaurio le preocupaba? ¿Es una realidad que sigue allí aún después de haber despertado? ¡Tantas interpretaciones pueden dársele a unas pocas palabras!
Pero, ¿20.000 palabras no es mucho? Es una extensión considerable. Hoy en día la mayoría de concursos exigen como tope 20 hojas en A4 y doble espacio. Lo que nos daría una media de 8000 palabras. Yo por ejemplo acostumbro a escribir cuentos de dos o tres páginas. Los más extensos tienen seis y aunque siento que esta cantidad de páginas lo hacen largo, puedo jugar mucho más con los escenarios y con lo que le ocurre a mis personajes. Particularmente más de seis páginas me parece excesivo y hay que ser muy cuidadoso para dar continuidad a la historia sin salirse de ella o que sobren demasiadas palabras que quizá hagan que el cuento camine hacia otro lado. En cuanto a cuentos largos que podrían ser también novelas cortas, tenemos por ejemplo: ‘La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada’, un texto maravilloso de Gabriel García Márquez.
Sea cual sea la extensión de nuestros cuentos, es completamente válida. La escritura es libre y limitarla sería perder por completo su esencia. Sin embargo hay determinadas ‘normas’ para darle un poco de forma literaria a lo que escribimos. Claro que hay autores que rompieron con todas y crearon magníficas obras –espero más adelante citar algunos ejemplos de esto para contrastar con las ‘normas’–
Con este post doy inicio a varios que iré desarrollando en los próximos días acerca de los aspectos básicos del cuento.
Danie.
Muy buena explicación, Yo he leído mucho de García Márquez, pero la que tú comentas no. Me la apunto para comprarla en mis próximas vacaciones, que ya están al llegar.
¡Gracias! Yo lo leí hace como un año, es maravilloso. Te lo recomiendo :D
Te felicito amigo. Gran aporte. Upvote para ti. Te invito a seguirme y leer mis historias
¡Gracias!
Todos los días se aprende algo nuevo. ¡Gracias por compartir!
¡Gracias por leer, Kevin! Saludos.