De tiempos de primavera
Otras, que cada melodía fue producida para alimentar tu alma.
Y aunque uno de los dos disimula mejor, no somos más que dos almas decaídas en ciudades que nos quedan grandes.
Y hace tiempo que -te- perdí, hace tiempo que ya no estás y aún sigo moviendo los peones lentamente, a escondidas, siempre a escondidas.
Y para seguir jugando, sólo debo seguir escondiéndome. Sólo tengo que seguir ocultando la mirada nerviosa y la gota de sudor frío que recorre mi frente.
Y es que seguir mordiéndose las uñas no es una forma de vivir, porque no voy a darlo todo por perdido cuando por fin tengo algo que ganar. Entonces aquí estoy, sentada, otra vez, buscando entre letras aquello que perdí, declarando que me gusta el indie y las letras que suenan como a precipicio, que me gustan también los martes y los aromas de las manchas de café. Estoy sentada y me quedo dormida divangando en las estrellas, en tiempos futuros y en tus sonrisas.
Y empieza a hacer frío, ¿sabes? Empieza a cansarte el querer más y el recibir menos y dejas de creer en él porque nunca creyó en ti.
Y ahora que podría seguir diciéndote tantas cosas, tú no estás para escucharlas y mis palabras han decidido morir en otra cama y en otros ojos que no saben qué color ser.
Ahora el silencio pregunta si amaste o no y tú y yo seguimos callando.
Y mira que ya el invierno se acabó y ha tenido que terminar la primavera para que me diera cuenta.