Una aventura en el estudio.

Una de mis experiencia de vida que me llevó a escribir y experimentar más sobre el sexo fue la de haber tenidos clases de ballet. Me inscribi en esas clases para mejorar mi flexibilidad y porque me parecía todo un reto estar de puntas de pie (aun no lo logró) pero también me daba cierta morbocidad ver a los hombres con poca ropa, con buen trasero, buenas piernas y algo fuertes. Empecé como una alumna más del grupo y poco a poco fui ganándome mi puesto para presentarnos en varios eventos.

Después de varios meses y de haber hecho compañeros, hubo un chico que era todo lo que necesitaba para tener una aventura y anotar en mi libro de vida. Moreno, un poco más alto que yo, de brazos fuertes y con un movimiento de cadera de esos que matan. Tuve la suerte de que fuera mi pareja en varias ocasiones para una presentación, en nuestros momentos de ensayos le lanzaba una mirada de picardía, cuando teníamos que hacer un giro lo rozaba con mi mano por su pierna y aveces un poco más arriba, lo apretaba con mis piernas y lo veía con cara de algo más.

Él se dio cuenta que cuando tenía que ensayar con él era distinto de a otro hombre y sin duda me lo hizo saber, lo cual me gusto porque sabía que mis trucos estaban funcionando, una semana antes de nuestra presentación en uno de esos ensayos fuertes, nos quedamos hasta tarde con la excusa de ensayar un poco más, la música empezó a sonar y empezamos nuestra danza, cuando vino el primer contacto nos fuimos a lo prohibido en el estudio.

Él me cargó pero no para hacer nuestro giro de rutina, sino para poner unas de mis piernas en la barra y la otra en el suelo, sutilmente empezó a pasar su lengua entre medio de mis piernas y no le intereso que yo tuviera mi licra aún puesta, la excitación empezó a invadir mi cuerpo y fui de a poco haciendo movimientos de rutina como inclinarme y subir, ese ejercicio es para la flexibilidad, pero cuando tienes la punta de la lengua tocando los labios de la vagina, el ejercicio es mejor y mas excitante, me bajo la pierna y también bajo mi licra dejando mi humedad al aire, se acostó y me hizo poner mis dos manos en la barra otra vez juntar las piernas y hacer especies de sentadillas, cada vez que bajaba sentía como él con su boca succionaba mi interior, cerré los ojos para disfrutar mejor y cuando vuelvo a bajar sentí como entró tan rápido, caliente y mojado, creo que no sentí dolor porque su miembro estaba bien húmedo o era yo quien estaba tan mojada que fue el mejor lubricante, la verdad no lo sé.

Que duro y que rico se siente, decía en mis pensamientos, me deje caer encima de él que pegue un pequeño grito, haber tenidos tantos meses practicando mi flexibilidad dieron frutos, poder hacer un split encima de su miembro erecto y saltarle fue algo que me ha dado demasiado placer, escucharlo gemir porque le gustaba me decía que lo estaba haciendo demasiado bien. PARA, PARA, PARA QUE ME VENGO, me decía con tanta desesperación y yo le decía aguanta un poco más, NO, NO PUEDO, tuve que detener mi movimiento para darle un respiro y me levante y se lo ví, era de tamaño regular pero grueso, y pensé: ya veo porque se le marca tanto con las licras de prácticas. Lo tomé con mi mano y empecé hacer movimientos suaves y luego algo brusco de arriba hacía abajo hasta que sentí como palpito en mis manos y todo su semen cayo en el suelo.

Luego de esa experiencia seguí asistiendo a mis clases de ballet para terminar de perfeccionar mis habilidades, las cuales les aseguro que las pondre en practica en cada momento de sexo que tenga, desde abrirme totalmente hasta llevar mi pierna por encima de cuello. El ballet es hermoso para aprender, lo delicado y sensual que puede ser, pero algunas personas ponemos todo eso en practica mas alla del salon de espejo.

Espero les guste esta historia, texto original de @daena15