Salir de Venezuela, ¿terror o provecho?
El piso del Aeropuerto Internacional de Maiquetía es una obra de arte creada por el artista venezolano Cruz Diez
¡Saludos amigos de Steemit! Hoy quiero compartirles mi punto de vista sobre abandonar Venezuela para emigrar a otro país que puede ser dentro o fuera de nuestro continente sureño. Una decisión nada fácil, seguramente, pero que muchos tienen la valentía de enfrentar para comenzar una nueva vida con una nueva oportunidad de disfrutar mejores momentos.
Hace 2 o 3 años apostaba por el país; por no dejar de luchar y por dar cara a las circunstancias desde mi tierra natal. El hecho de emigrar no lo veía de una manera inaceptable, inclusive, llegué a comentarle a los amigos que estaban tomando la decisión incorrecta porque la verdadera lucha por la libertad la debemos librar desde donde nacen los problemas y limitaciones.
Actualmente mi pensar es distinto. En un profundo análisis que surge de la eterna incógnita “¿Me voy o me quedo?” entendí que quien se va es porque en Venezuela ya no puede subsistir haga lo que haga y no porque no quiere al país. No sabemos toda la realidad de la persona que tenemos al lado y quizá sea peor que la nuestra. Hoy no dejaría pasar la oportunidad de irme si la tuviese presente y esto tiene sus motivos, al igual que esos amigos a los cuales les dije que no se fueran porque “no era lo correcto”…
Razones son muchas, pero la primordial podría ser el hecho de no poder saciar las necesidades básicas de la familia. Siendo aún adolescente, hermana e hija mayor y con todo un futuro por delante no puedo pensar en quedarme en Venezuela recibiendo un sueldo el cual no da abasto ni siquiera para alimentarme yo sola, entonces uno piensa ¿cómo podré mantener a mis parientes y a mis futuros hijos? He ahí el verdadero problema.
Irse de Venezuela, aunque nos duela, es una batalla incluso peor que la que podemos vivir estando en la nación. Los sentimientos, las emociones y el estado anímico se ven afectados al desprenderte de tus raíces, esas donde aprendiste a caminar, a leer, a hablar, a estudiar, a defender tus ideales, a echar para adelante y en donde se encuentra toda una familia que te ama por sobre todas las cosas.
Aquellos hermanos que emigran y ven esta acción como una “huida de terror a los problemas” del país, déjenme decirles, están equivocados. Los problemas seguirán con nosotros así no vivamos en Venezuela porque es aquí a donde pertenece el cuerpo, la mente y el alma. Ojalá todos pensáramos que salir significa en realidad adoptar una nueva experiencia que nos permitirá crecer como personas al desprendernos de aquellos “cordones umbilicales” a los que estábamos aferrados.
Luego de graduarme, viajar a seguir estudiando en otro país es una de las metas que con fe, trabajo, constancia y motivación seguro lograré. No solo para ayudar a la familia, que después de todo mis padres lo merecen, sino también para darme la oportunidad de aprender nuevas cosas o mejorar las fortalezas.
Así veo la salida de mi hermoso país, como una oportunidad a la que hay que sacarle todo el provecho posible y, quién quita, volver con habilidades que me permitan seguir siendo grande para ayudar a aquellas personas que luchan día a día por una mejor Venezuela. Mientras tanto… Venezuela, ¡cuenta conmigo!