1. CARMEN

Ahora, se hace más que fácil, necesario acudir a la escritura para salir del estado de dispersión. Así, acudo a hablar con letras frente al papel en blanco sin esperar respuesta.
Al parecer, hablando con alguien que paciente escucha sin más alternativa, las palabras fluyen mejor que escribiendo sólo como los locos. Estoy escribiendo sólo como los locos.

El punto de locura es el que arrastra a volver a escribir, pintar, correr.
Vuelvo a correr escuchando las mismas canciones por los mismos escenarios que en la última ocasión. Reflexiono mientras corro. Y los sentimientos no pueden ser otros que no poder tener lo más bonito que he tenido nunca. Eso me parece hoy. Siempre hay alguien que lo estropea diciendo, el tiempo lo cura todo.

Pues sí. Lo cura. Pero lo estás estropeando.

La reflexión me hace avanzar justo en ese punto de vista. Va cambiando poco a poco la perspectiva. Sólo dejo que fluyan las emociones y si algún día se apagan al menos que lo hagan solas. Ahora me quedo con lo más dulce de lo que se ha perdido. Como debe ser.
Ya habrá tiempo de olvidar.

Correr entre ovejas tiene su aquel. Dudo que alguna me recuerde. Ya han pasado algunos años desde la última vez que recurrí a esta terapia. O puede que aquellas ahora estén en otra situación. Siempre hacen lo mismo. Se van con las fiestas y las buenas comidas.
Está claro que todo en esta vida se acaba. Por eso las de hoy no me daban bola.

El burro que hasta la fecha me había ignorado, esperaba mi paso pegadito a la valla. Una veintena de metros antes de llegar a su altura ha empezado a rebuznar igualito que si se estuviese partiendo de risa. Debe mofarse de mi ritmo. Ya me gustaría verlo a él trotar. Trotar reflexionando. Eso sí que es difícil. ¡Será burro!

Todavía estoy disperso, más aún que en mi estado natural, antes de ayer fui a bucear. El mar estaba picado. Llevé las aletas cada una de un modelo diferente. Menos mal. Algo o alguien no quería que me tirara al agua.
Quizás Fue Carmen.

Tengo poco de creyente, pero ahora y sin haber pasado todavía por los estantes de mi bodega, me viene a la cabeza por asociación de ideas la figura de Carmen.

En una ocasión mi primera mujer me regaló el día de la Virgen del Carmen, patrona de los pescadores, una medallita de plata con la Imagen. Me la dio con la clara intención de una reconciliación para que la llevara cuando saliera a hacer pesca submarina. Fue un detalle precioso por su parte.
Llegado el día, después de ponerme el traje de neopreno y antes de tirarme al agua la medallita se me cayó de las manos llegando a parar bajo una gran piedra imposible de mover que por estar debajo del agua no hubo manera de recuperarla. El disgusto fue grande, despotricando hice bajar algunos Santos. Seguro que por eso no se volvió a dejar ver. Minutos después pensé que si me la había regalado para que me protegiera que mejor lugar que el mar para vigilarme. Hice las paces con los Santos y me tiré al agua. Pasé unas horas pescando y buceando.
Tengo algo escrito de ese día.

A la siguiente salida de pesca tuve una grata sorpresa antes de salir. Mi mujer sabiendo que la anterior la había perdido, me regaló otra cajita con una medalla igual. Esta vez habría que cuidarla más.
Una vez en las rocas y cambiado con el traje de neopreno, puse la medallita en el interior de la manga. Pegada a mi piel. No tenía cadena para llevarla al cuello. Estuve varias horas en el agua.
A la puesta del sol salí, me quité el traje. Mira que estaba a dos metros del agua. Sacando la ajustada parte de arriba del traje la medalla salió disparada y ante mis ojos se hundió en el mar. No pensaba en ella. No me acordaba que la llevaba.
Me zambullí, la estuve buscando durante un buen rato. Imposible. Como si hubiese querido quedarse allí. Me pasaron cosas por la mente en ese momento. Empecé a pensar y relacionar cosas como sólo haces cuando no estas centrado, o como sólo haces cuando empiezas a centrarte.
Tuve la sensación de que aún bajo el agua no quería estar conmigo. Ahora Ella estaba en dos puntos distintos de la Isla.

La relación con la Carmen no acaba aquí.