Volverte a ver

De esta manera continuaba nuestra historia en aquel mágico lugar, el silencio ensordecedor era interrumpido por la fuerte brisa que batía mis cabellos al punto de darles libertad, mientras el con sus dedos los peina tratando de mantenerlos fijos en su sitio. Mi mirada fija en el horizonte contemplaba el hermoso paisaje apoyando el rostro con mis manos fingiendo que todo estaba bien, cuando en mi estómago revoloteaban con desespero cientos de mariposas, y en ese mismo momento luchaba por aplacar los violentos latidos de mi corazón que un poco más y salía disparado y sin freno.

El en cambio solo sonreía como de costumbre, sus dulces labios y sus ojos achinados hacían juego con su hermosa sonrisa. Es increíble que volviéramos a encontrarnos después de tanto tiempo. De vez en cuando sentía como observaba con recelo mis tímidos movimientos, y también el mismo horizonte que tenía rato viendo, sin decir ni una palabra como si hablásemos con el pensamiento. Queriendo yo solo huir de aquel encuentro, casualmente planeado para que voy a engañarlos.

Me pregunto porque al pasar tanto tiempo, puedo seguir sintiendo esos incómodos nervios al verlo, ¡Como si fuera la primera vez!. Entre tanto mi mente esta en negación no puedo aceptar ningún tipo de sentimiento que me lleve a residir su pecho. ¡Tengo que ser fuerte! En medio de la quietud acerca su cuerpo para lograr abrazar hasta mis huesos ¡Qué bien se siente mi corazón! Su ternura es colosal y eso ¡Me mata!. Él lo sabe así que no deja de hacerlo, suspirando entre mis brazos está; puedo sentir su respiración y como su corazón late al son del mío hasta armónico se escucha, eso me hace desmayar de amor sobre su pecho.

Mi amor por él se fue de viaje llevándose en su maleta las ganas de luchar, le dije que también se llevara todos sus recuerdos pero el muy sinvergüenza no quiso ni voltear. De pronto pensó que no era necesario que tal vez yo había aprendido la lección, pero en realidad se equivocó, porque estoy aquí otra vez asistiendo a su llamado, pero decidida a despedirme y alentarlo a que cierre este ciclo tan insano, que yo difícilmente pude encerrar en el vagón de los recuerdos que hasta hoy pude abrir.

A pesar de todo el amor jamás se fué no podía decírselo; solo se escondió por unos días detrás del resentimiento, y para completar su metamorfosis se transformó en más perdón. Porque siento que no he podido dejar de quererlo. Pero así es la vida un tanto confusa no siempre tenemos lo que queremos, solo nos queda dejar los buenos recuerdos y continuar con nuestro vuelo.