Costumbres, creencias, supersticiones, relatos y vivencias de mi gente

in #spanish6 years ago

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Foto tomada con el teléfono de mi tío.

Era tradicional en mi pueblo San José de Cocodite (Falcón, Venezuela), casi que como habitual y necesario, aferrarse a las creencias, costumbres y supersticiones, que se han ido heredando a través de generaciones y que aún se mantienen. Era como una filosofía de vida.

La sal no se podía regalar porque surgía una enemistad entre las partes, es decir, si algún vecino necesitaba un poquito de sal, debía pagar. No necesariamente el costo real, si no dar algo a cambio. Yo tenía un vecino que lo visitaba mucho, y siempre me decía bromeando: "si quiere sal llévese unos dos kilos", como buscando una enemistad.

Lo mismo ocurría con las agujas. Si alguien necesitaba una prestada, se la tiraban al piso y de allí la recogía, ya que si se la entregaba en la mano, era una futura discusión entre ambos.

De las costumbres recuerdo que si alguien te llevaba comida, el envase había que regresarlo con algo devuelta, o en su defecto devolverlo sin lavar, porque si no más nunca traerían comida de esa casa.

Si las carteras se colocaban en el piso, se iba el dinero. Si te sentabas en el suelo se truncaban los planes.

Las damas usaban lo que llamaban medio fondo (pantaletas grandes), y si se les veía era que andaban "pistoneando", o sea, buscando novio.

Si alguien comía en paila, el día que se casara llovería.

Si tenías una visita y querías que se fuera, se colocaba una escoba detrás de la puerta y se le echaba una pela.

Si estabas en la casa de alguien y era la hora del almuerzo y te brindaban un refresco o café, era señal de que no había comida para ti. Recuerdo una tía que ella le brindaba comida a todo el mundo, el que la visitaba jamás se iba sin comer.

En una oportunidad nos visitó una familia numerosa, eran 8 en total y, cuando se despidieron para irse, ella dijo: "no señor, ustedes no se van sin comer"; a lo que ellos respondieron: "nos da pena y además es tarde".

"Que pena ni que pena. Aquí hay comida para todos", respondió la tía. Y nosotros dijimos: "verdad tía es que los agarra la noche por ahí", sabiendo que no había para todos. Y mi tía insistió tanto, que se quedaron. Esa noche comimos fallenques (poquito), pero así era ella un ser excepcional.

Igualmente entre las tradiciones y costumbres se tenía que, al fallecer alguien, se le echaba toda la ropa en el ataúd. Hoy en día eso no se hace, pues con la situación como está, esa ropa sirve para los vivientes.

Ah, y si por descuido se iba la ropa de algún vivo en el ataúd, este moriría pronto porque el muerto se lo llevaba.

Recuerdo una señora que se le había muerto el esposo, y lloraba desconsolada mientras decía: "llévame Ramón, llévame Ramón, yo sin ti no quiero vivir, llévame por favor". La hermana que estaba sentada a su lado, molesta por escucharla, le dice Mary: "yo creo que tu chaqueta negra se fue en la urna". Y ella respondió: "sácala hermanita, me lleva ramón, me lleva Ramón". Al parecer no tenía muchas ganas de irse.

Cocodite los espera en la próxima entrega, siempre con la bendición de Dios.

Sort:  

Hola, Si es una de las costumbres que había antes. Afortunada mente la juventud es menos supersticiosa. Yo digo que no lo soy , pero en el fondo algo si me quedo de lo que decía mi madre. Por eje , no puedo ver una tijera abierta sin cerrarla ni un bolso en el suelo jj. Saludos.

hola saludos

Divertidísimos todos tus posts. Me hizo recordar algunas costumbres de las tías de mi mamá sobre la caída de cubiertos en el suelo con relación a las visitas.

A mi me recordó cuando a mi abuela se le caía una arepa en el suelo y decía que nunca le iba a faltar comida. cosas de la vida no!!!

jajaja ...saludos hermanos

Disfruto mucho estos post de @cocodite. Gracias por compartir tus vivencias.

Hola gracias un abrazo

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