Las paradojas del olvido | Versos libres

Y un día juras a ti mismo que lo olvidarás,  

pero sigues pensándolo en cualquier lugar que vas. 

Una noche te juras que no quieres volver a verlo más,  

pero cada mañana le pides al destino que se te cruce por enfrente,  

solo para eso.  

El martes juras que no quieres escuchar otra vez su voz,  

pero cada vez que el teléfono suena solo surge la esperanza de escucharla.   

Aquel miércoles en plena rutina juras que no volverás a dedicarle un verso más,

pero cada vez que escribes tus letras lo describen.

Un jueves por la tarde juras que no quieres volver a ver sus ojos como antes, 

pero cada vez que los cierras involuntariamente los detallas.   

Otro día antes de dormir afirmas que no quieres tocarlo nunca más, 

pero abrazas todas las noches aquella prenda dejada en la gaveta.   

El sábado borracha dices que ya no vale la pena siquiera tocarlo,  

pero apenas llegas a casa simulas sus caricias con las manos.   

Finalmente el domingo juras que ya dejó de importarte,

pero cada vez que escuchas su nombre tus ojos brillan sin remedio.

Así vas por la vida 

cada semana 

jurándote que no, 

cuando todo lo que te hace ser te dice a gritos que sí.