Ese mágico momento en que dos personas deciden, a la vez, descorrer sus velos y mostrarse mutuamente, en ausencia de sus egos... allí donde las proyecciones se miden con las expectativas, las debilidades con las virtudes, lo real con lo impostado. Todo ello hace fraguar los cimientos del Amor verdadero.
Gracias por expresarlo de manera tan bella.
Y si ese momento durara para siempre, entonces mágica sería la vida.
Gracias, cibreobit, por tu valioso comentario.