Metro Historias Primera Entrega

En esta oportunidad les comparto una vivencia que me ocurrió el pasado miércoles 24 de Enero, debo confesar que con todo lo que nos toca enfrentar en la cotidianidad he ido perdiendo mi capacidad de asombro... No sé si tú aún conservas algún nivel, pero en lo particular a mi cuesta un poco.

En fin... Retomando la metro historia, permitanme relatarla con el siguiente hilo cronológico:

7:10 a.m.: Estoy en el Metro esperando para tomarlo y trasladarme hasta mi lugar de trabajo, es una experiencia no muy grata por lo colapsado y deteriorado que se encuentra dicho sistema de transporte. Sin embargo es como aquella vieja cuña publicitaria:

Es mejor tenerlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo.

7:40 a.m.: Ya se acerca mi turno para abordar el próximo tren, me coloco en posición preventiva anti-robo para entrar al metro... Es en serio...

8:00 a.m.: Entro en la compactadora, oh no me equivoque disculpen, entro en el metro.rar, perdón me equivoque de nuevo jajaja, al fin puedo entrar al metro quedo compactado con muchas personas, por cierto nunca he corrido con la suerte de quedar compactado frente a una muchacha linda jajaja, en esta oportunidad quedo frente a una señora a mi parecer ya con rasgos sexagenarios y bueno normal es una situación que se escapa de mis manos, la muchacha linda será en otra oportunidad.

Sinceramente como les comenté al inicio yo he perdido la capacidad de asombro y en ese momento pienso: la señora le dio un beriberi, se le fueron los tiempos, se quedó dormida ¿qué se yo qué le pasó?. Le doy tres palmaditas en la espalda pero ni se inmuta, les digo a los que están cerca del botón de emergencia que lo accionen e inmediatamente abren un poco de espacio, la señora termina de desplomarse porque no encontré movilidad para aguantarla pero con la ayuda de todos pudimos sacarla del vagón, la señora reacciona se percata que le falta un libro que traía en la mano afortunadamente el Metro aún se encontraba en el andén con las puertas abiertas y nos pasaron el libro, por cosas incomprensibles de la vida o "casualidad" el libro se llamaba: La culpa es de la vaca, inevitablemente me causó gracia pero por la situación me incorporo nuevamente a conversar con la señora cuando me comenta que no ha desayunado y que la noche anterior tampoco cenó.
9:00 a.m.: Yo aún no he llegado al trabajo, obviamente no me sorprende jajajaja. Estoy en un pequeño establecimiento cercano a una estación del metro brindandole un modesto pero afectuoso desayuno a la señora.

Metro Reflexiones:

• Agradezco a Dios que puedo desayunar y comer tres veces al día.
• Al usar el metro debes respirar y mantener la calma.
  
  
• Ayuda a quienes te rodean o en este caso quien esté compactado frente a tí jajaja
• La culpa es del burro, jajaja Oops I did it again!, perdón La culpa es de la vaca...
• Todos merecemos vivir bien, de todos depende construir una sociedad para vivir mejor.
• Acostumbrarse a las carencias no es sano.

Fuente de la segunda imangen
Fuente de la tercera imagen

¡Que la risa y la buena actitud siempre te acompañen!