Exquisito, voluptuoso... (Y lectura)

in #spanish6 years ago (edited)

¡Saludos amigos de Steemit!

Aunque sea difícil de creer aquí estoy estudiando. (Fotografía: Archivo del autor).


“¿Y dónde diablos está el maricón de Apolo? Apolo está enfermo, grave”.
Roberto Bolaño.

@gythanobonfak Me ha recordado mi gusto por la palabra “exquisito”. Le comentaba a él que hace algún tiempo escribí sobre ella ya no recuerdo bien donde. Aquello que escribí sigue vigente para mí aún hoy día. Hablaba de cómo esta palabra trae del mundo de la cocina, de la gastronomía, del imperio del gusto y el olfato, al mundo de la literatura, de las artes visuales, de la música, la profundidad psíquica del “placer oral”. Me refiero aquí al placer oral freudiano entendido como la alimentación que provee la leche materna y la seguridad del seno. El bebé se siente alimentado: Ese seno calma esa necesidad que lo agobia y a la que no sabe aún darle un nombre. Cuando el seno calma esa necesidad se convierte entonces en su “fuerte”: Su lugar seguro. Esta podría ser una explicación pedestre que nos sirva para el objetivo de este texto. Particularmente creo que los que nos perdemos en las veleidades de la creatividad gastronómica estamos de una u otra forma buscando recuperar ese espacio. La tesis que presentaré aquí es que una de las formas de perderse para recrearse en las maravillas de las creaciones estéticas es desde ese gusto perverso por el placer oral.


Escribo este texto ahora escuchando los Estudios de Chopin ejecutados por Tatiana Chernichka, un álbum de mayo de 2018. ¡Muy fresco! Mi hermana me regaló recientemente un cupo en su cuenta de Spotify. Hace rato cuando molía el café escuchaba “Frijolero” de Molotov. @eudisdiaz Me sugería hace unos días que por qué no escribía un texto sobre cada una de mis verdades y mi mentira. En ese momento pensé en escribir algo sobre la unión de los contrarios. Y tenía días cocinando unas ideas por allí. @gythanobonfak Me ha motivado a escribir sobre lo exquisito y las dos ideas han germinado juntas: Unir los contrarios, acto alquímico, es lo que hacemos en la cocina cuando usamos azúcar para el ácido del tomate y sal para que brille el sabor en la preparación de un ragú. En Venezuela siempre me resultó imposible acceder a las últimas grabaciones de la música clásica que reseña todos los meses Gramophone. En los pocos días que llevo con Spotify ya he disfrutado de varios de los mejores discos de mayo de este 2018. Cuando salto de El cuarteto de Nos a Chopin creo estar uniendo contrarios. Y esa unión se convierte en algo exquisito: Se convierte en un ragú para mis oídos: Me llena un ansia de sangre –podría decir un vampiro o de novedad como diría Baudelaire- como me llenaba el seno de mi hermosa Madre. El saber popular tiene para esto un refrán: En la variedad está el gusto.


Los versos de Baudelaire que recordaba son de “El viaje”: “Al fondo de lo desconocido para encontrar lo nuevo”. A este poema capital del bardo francés el gran Roberto Bolaño le dedicó unas páginas en un divino ensayo de sus últimos días. De allí procede el epígrafe de este texto: el gusto, el saborear lo “exquisito”, parece estar más del lado de lo dionisíaco que de lo apolíneo. En el film Leyendas de pasión (1994) hay una escena que creo ilustra esto muy bien. El personaje Tristan, interpretado magistralmente por Brad Pitt, se lanza a un catártico viaje en el que se entrega a toda clase de placeres sensuales. En ese viaje dionisíaco parece descubrir el centro que necesita para entregarse a la mujer que ama. Desafortunadamente el animal de su psique le tenía guardado otras sorpresas. Citemos a Baudelaire y comentémoslo un poco:

“Para el niño, gustoso de mapas y grabados,
Es semejante el mundo a su curiosidad”.

Con esta declaración de inicio queda claro la importancia de la curiosidad. Como lector, como aspirantes a disfrutar de todas las maravillas que nos ofrecen las creaciones estéticas, nuestra curiosidad será la medida de nuestro mundo.

Le debo a mi padre la curiosidad no solo por la gastronomía sino por los libros. En su biblioteca pude leer, desde muy pequeño, desde los poemas de Mao Tse Tung hasta Rebelión en la granja. Aquí estamos el y yo recientemente en una de nuestras travesuras.(Fotografía: Archivo del autor).



Esta aquí esa idea romántica del creador como “lámpara” que ilumina y le pone “las sombras” al mundo. Somos lectores-lámparas: Lectores que iremos tras mundos inmensos si grande es nuestra curiosidad. Tengo muy fresca la imagen de mi pequeño Georges, recién salido del vientre de su hermosa Madre, colocado sobre su pecho: “Déjelo que busque”, decía mi apreciado el Dr. Daniel Michelli.

Como no tengo intenciones de probar el golpe de mi atlética esposa coloco esta foto en vez de la de su seno.(Fotografía: Archivo del autor).



Necesitamos la curiosidad de ese recién nacido que explora el pecho caliente de su madre en busca del pezón. Con ese afán. Con esas ganas de vivir.


Un buen día partimos, la cabeza incendiada,
Repleto el corazón de rabia y amargura,
Para continuar, tal las olas, meciendo
Nuestro infinito sobre lo finito del mar:
Felices de dejar la patria infame, unos;
El horror de sus cunas, otros más; no faltando,
Astrólogos ahogados en miradas bellísimas
De una Circe tiránica, letal y perfumada.

Nuestra finitud se hace infinita en el viaje. Nuestra limitada vida se hace infinita en los caminos de la literatura. Bebemos continuamente de nuevas experiencias. Un clásico al que siempre vuelvo, la Odisea, nos trae ese mensaje una y otra vez. Odiseo es ese lector que con sus ganas de regresar a casa renovado vive las experiencias que otros no pudieron vivir. La creatividad del ideador del caballo es recompensada con un viaje lleno de experiencias. De voluptuosidades. Su encuentro con esa “Circe tiránica, letal y perfumada” que lo invitará a descender al mismo infierno (Y a este estadio del viaje deberé dedicarle alguna vez un texto). Ese encuentro con los lotófagos que figura perfectamente el peligro de anclarse en el estadio oral: Porque parecen decirnos los textos que esta fijación oral nos sirve si nos mantenemos en movimiento. Pienso aquí en los personajes de La carretera de Cormac McCarthy: En tiempos turbulentos hay que moverse. La vida es siempre turbulenta muy a pesar nuestro. Y la variedad de experiencias que nos ofrecen los textos estéticos, sean escritos, auditivos o visuales, son una forma de mantenernos en movimiento.


Quiero hacer referencia a otro texto capital sobre el tema del viaje que nos trae otra palabra clave asociada a lo “exquisito”. Me refiero a “Ítaca” de Cafavis. Poema entroncado por supuesto con la Odisea y que nos regala la palabra “voluptuosidad”, tan querida al poeta de Alejandría. Uno de los escritores que más respeto aquí en Steemit es @josemalavem. Nos regaló esta semana un texto que títuló "Para una poética de las ruinas". Allí nos entrega una de esas estas experiencias que yo identifico con la voluptuosidad. Esa sensualidad de las piedras. La mirada que Malavé nos ofrece allí es esta que comento: Esa capacidad de detenerse en esos infinitos mundos de una piedra para volar a ensoñar. Ya lo decía Leonardo da Vinci en su Tratado de la pintura (Léase el “Capítulo XVI: Modo de avivar el ingenio para inventar”).

También tengo mi colección particular de fotografías de ruinas. Aquí la iglesia de San Lorenzo en el estado Anzoátegui: Una de las pocas plantas circulares de la arquitectura colonial americana.(Fotografía: Archivo del autor).



Y cito ahora a Cavafis:

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Detente en los perfumes nos dice Cavafis. ¡La nariz! ¡La nariz! ¡Es que los poemas tienen regusto! Son increíblemente voluptuosos. Y esa voluptuosidad alcanza un punto muy alto en esas creaciones para niños mezcla entre literatura y pintura que conocemos como libros-álbum. Y es que los grandes libros para niños nos enseñan a los adultos el poder que tiene esa lectura profundamente curiosa y creativa de aquel que se lleva todo a la boca. Los exquisitos y voluptuosos libros de Anthony Browne dejan esto más que claro.

Los invito a descubrir las referencias en esta maravillosa página de En el bosque de Anthony Browne: ¿A dónde estás viajando? Necesitarás hacer una lista...



Un libro-álbum como Flotsam (2006) de David Wiesner nos entrega páginas como esta en donde el mise en abyme entrega un continuum de experiencias sensoriales:

(Fotografía: Archivo del autor)



¿Exquisito? Exquisito es toda obra en la que nos perdemos saboreando. Volando con esa historicidad que tienen los olores y sabores. ¿A qué te recuerda el olor a tierra mojada? ¿Qué libro te lleva hasta allí?

¡Agradecido por tu lectura!

Sort:  

¡En verdad, exquisito post, @chretien! ¡Cómo lo disfruté! Y me sorprendí gratamente al encontrar versos de Ítaca, uno de los primeros entre mis favoritos. Cuando escribí sobre el olor de los libros en mi post sobre los 10 libros que me llevaría en caso de emigrar, el que tenía en manos era, precisamente, Cien poemas de Cavafis.

Que bueno @alidamaria! Sospecho que es la edición de Monte Ávila! Esa es mi traducción favorita... Me hizo falta para escribir este post que tuve que recurrir a lo que conseguí en la Www

Sí, exactamente. ¡Esa misma es!

¡Extremadamente exquisito, @chretien! Este post tuyo me da una razón más para amar la palabra exquisito. Me adueñe de ella sin permiso y aunque no todos la reciben de mi parte, los que lo hacen se siente con tremenda exquisitez encima y dentro de ellos. ¡Saludos!

Me contenta @gythanobonfak! Gracias por animarme a escribir este texto!

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