El tema propuesto es rico. Aquí va mi perspectiva:

A ver... La IA es taxativamente «tecnología disruptiva descentralizada». Es decir, una tecnología que no dependerá de un mismo curso o foco central sino que estará ramificada en diferentes cursos o focos de poder. Pero, lo que más atrae mi atención, es el vocablo «disruptivo». O sea, todo lo que se barrunte como una innovación, desde el primer bosquejo de trabajo o embrión de trabajo, es disruptivo de antemano. Pero la significación de, adquiere dimensiones totalmente diferentes de acuerdo al contexto o ámbito en que se planteen y, posteriormente, nazcan. ¿Qué es precisamente lo que esta tecnología, que tendrá focos y direcciones varias de poder y, por consiguiente, líneas de acción diferenciadas; interrumpirá de súbito? Por poner de ejemplo un ámbito diferente: Antoni Gaudí fue la significación de un modelo disruptivo en la arquitectura embebida por los juicios y directrices del neoclasicismo del siglo, derivando así, una obra que interrumpió de súbito los marcos de creación arquitéctonica y, aunque fue tildado de derrochador por buena parte de la crítica, la disruptividad de su modelo no se vio menguada en ningún aspecto. Cosa evidenciada por la posteridad que viven sus obras. Ahora, la inteligencia artificial, en un ámbito político, económico y hasta social, ¿qué interrumpirá de súbito exactamente? Un organismo cibernético, híbrido; que posee casi una réplica orgánica del eidos —imagen— humano. «Máquina cognitiva» que existirá no con una base de datos estática sino de libre adquisición, in crescendo, constantemente alimentada por el entorno inmediato; pero, además de eso, ¿qué posibilidad existe de que, además de una capacidad cognitiva abierta, posean una especie de «información genética» o «información medular impresa» inalterables? Es decir, una simiente cultural, una simiente ideológica, una simiente política, una simiente económica, una simiente social, una simiente racial, entre otras.

Con lo anterior abro un abánico de posibilidades. Vamos a decirlo así, sin tapujos; un cyborg, organismo cibernético híbrido, con cognición abierta y siempre en expansión constante como la de cualquier ser humano; una criatura de realidad social y ficción, mezcladas en un parénquima de hojalata, con una capacidad o base de datos tan portentosa que los hace o haría, incluso, conocer de antemano los oficios que nos toman muchísimos años de preparación académica y profesional, además de que ¡pueden dilatar dicho conocimiento aún más, incluso ilimitadamente! Pero, además de todo eso, con el agregado hipótetico de una «simiente» como las que mencioné anteriormente. Tendríamos de frente distintos tipos de cyborgs; desde un cyborg marxista, un cyborg maoísta, un cyborg bolchevique, un cyborg liberal, un cyborg feminista, un cyborg intelectual, un cyborg chavista, un cyborg castrista, un cyborg existencialista, un cyborg nazista, un cyborg bananero... ¡Y mejor paro de contar!

Atendiendo a esas hipótesis, que el devenir de la ciencia siempre pueden hacerlas más que hipótesis descabelladas y encendedidas en temperatura, ¿qué precisamente interrumpirá de súbito este organismo artificial constituido por todas o cualquier parte mencionada anteriormente? La vida humana en sí misma para hacer de ésta «algo mejor». Y «algo mejor» debe proyectarse tanto en términos perversos como en términos buenos: un «mejor, acendrado mal» y un «mejor, acendrado bien» vaciado de interpretaciones morales, pero enraizados a una simiente prefigurada según el fabricador.

Y con los anterior llego a esto: inteligencia artificial en manos de potencias com Rusia o China. En manos de potencias terroristas y nucleares como Irán y Korea del Norte. En manos de potencias occidentales como USA y UE. Y atendiendo a la variable de que en Estados no totalitarios, digamos, como USA o UE, hayan fabricadores que colaboren con una línea totalmente opuesta al curso de poder del país donde se encuentre. Porque desestabilizadores y fuerzas oscuras en Occidente hay por montones.

Suena distópico, muy distópico, pero ¿acaso la ciencia no va borrando esa línea cada vez más? ¿Acaso la ciencia no va borrando cada vez esa línea entre la realidad y una loca idea utópica o distópica?

En la IA tanto las tiranias abiertas como las encubiertas, así como los países libres, encuentran una gran posibilidad de acendrar sus tentáculos.