El partido comenzó sorprendentemente parejo, con la Roma envalentonada por aquella mítica remontada contra el Barcelona, plantándole cara al Liverpool en su casa y con un Liverpool jugando a lo suyo, ataques rápidos y punzantes. El partido tiene un excelente ritmo: Poca posesión, mucho despliegue ofensivo. Me atrevo a decir que la Roma, los primeros 25 minutos fue un poco superior a los locales, con un Dzeko intratable ya que ni Lovren ni van Dijk pudieron con él y con un gran susto producto de un zapatazo de Kolarov, pero todo esto cambió después de esos 25 minutos muy parejos y mucho tuvo que ver la lesión de Oxlade-Chamberlain y la consecuente entrada en campo de Wijnaldum.

3 ocasiones claras de gol consecutivas para Mané, producto de errores en defensa y balonasos que siempre los delanteros del Liverpool les ganaron las espaldas a los defensores romanos, esto fue así durante todo el partido, encuentro terrible del trío de centrales que propuso Di Francesco. Hasta que apareció él. Sí, hablo de nada menos que el crack egipcio Salah, con un disparo con el borde interno del botín que superó a Alisson y se clavó en un ángulo. Golazo espectacular.

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Y cuando el Liverpool anota, empieza a demostrar su verdadero arsenal ofensivo, asfixiando a su rival y creando más ocasiones como el cabezazo al travesaño de van Dijk y cerrando el primer tiempo, otro golazo más de Salah, asistencia de Firmino, picando el balón ante la salida de Alisson que veía, desanimado, como el balón entraba a la red, definición clásica de Mohamed que nunca se pone nervioso. Así culmina el primer tiempo, 2-0 a favor del equipo local y con sabor a poco, porque mereció más, la Roma debía reaccionar.

Segundo tiempo y susto.

Eusebio intentó hacer un cambio en el equipo, sacando al turco Ünder, que hizo un partido flojísimo y colocando a Patrik Schick, buscando una asociación con el Bosnio a ver si lograban vulnerar el arco rival, pero no resultó. El Liverpool siguió atacando y jugando tal cual había terminado el primer tiempo, estaba aplastando a la Roma que parecía que cada vez se iba regalando más y más. Y así empezó la fiesta Red, primero con un gol de Mané al 56' que tuvo revancha, asistido por un Salah intratable pero que se encontraba en fuera de juego al recibir el balón, 5 minutos después llegaría el cuarto, esta vez el protagonista fue Firmino, asistido otra vez por el egipcio en una gran jugada individual y 7 minutos después llegaría el 5-0, doblete del brasileño gracias a un cobro de tiro de esquina de Milner. Un resultado que parecía lapidario y la roma no mostraba ningún tipo de reacción.

Hasta que tuvo una ayuda inesperada: Jürgen tomó la decisión de darle descanso a la bestia negra, Mohamed Salah por un Danny Ings insípido. Y esto no fue más que un empujón, un aluvión de energía para los romanos que vio como se iba del campo el mejor del partido, tomaron confianza y no perdonaron. Primero Dzeko, el mejor de la Roma por lejos, acercó a los italianos definiendo muy bien en un mano a mano contra Karius a los 81 minutos de juego y 4 minutos después, de la mano de Milner (literal), el club romano tuvo un penal a favor que Diego Perotti cambió por gol. De un 5-0 que parecía que definía la eliminatoria a un 5-2 en tan sólo unos pocos minutos que le da vida a los italianos, que estuvieron muy cerca de un tercer gol, pero ya era demasiado tarde para la reacción. Pitazo final y resultado: Liverpool 5 - 2 Roma

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Gran partido del Liverpool, que logra una victoria cómoda que les permite soñar con una final más para este grandísimo club, pero que igualmente le deja las puertas abiertas a una Roma que empezó bien, pero que se vio ampliamente superada por el fútbol mega-ofensivo del conjunto dirigido por Klopp y que a pesar de reaccionar tarde, la deja viva para soñar con esa final que al principio de temporada era impensada

¿Habrá remontada en el Olímpico o el Liverpool jugará su octava final en la máxima competencia a nivel clubes del mundo?