Elimina esos nervios al hablar en público

 "No es dar el discurso lo que me aterroriza", dijo un colega recientemente. "Es toda esa ansiedad de antemano... esos momentos, días o semanas antes, cuando estoy planeando y preparando ... ¡eso me hace sentir mal del estómago!" 

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Él no es el primer o el único orador que sufre de nervios antes de dar un discurso. La ansiedad previa al habla se presenta de muchas formas: dilación, insomnio, olvido, irritabilidad, náuseas ... hay muchos más síntomas. Pueden deberse a otras causas, pero son muy conocidos por muchos oradores, desde el principiante provisional hasta el profesional experimentado. 

¿Por qué levantarnos frente a un grupo de extraños nos hace sentir tanto miedo? 

¿Y qué podemos hacer para evitarlo?   Todos los hablantes se sienten nerviosos antes de comenzar a hablar, por sus propios motivos personales. Los tuyos son diferentes a los míos y de los demás. Tienen que ver con nuestra confianza (o falta de ella) en nuestras propias habilidades, o nuestros sentimientos de autoestima y aceptación en el mundo. 

¿Nos sentimos competentes y capaces? ¿Preparados y bien informados? ¿Seremos escuchados y tomados en serio, nos sentiremos apreciados y admirados, etc.? 

Puedes crear tus propias adiciones a esta lista. Pero es importante recordar que, ya sea tu primer discurso o el número 50, todos los hablantes sufren de sentimientos similares hasta cierto punto cada vez que hablan. La diferencia es cómo han aprendido a manejarlos.   

Para superar la ansiedad previa al rendimiento y sentirse mucho más cómodo al dar su próximo discurso, puedes echarle mano a estas técnicas y probar cuál mejor te conviene:   

1) Conoce tu material:  

Cuando estés absolutamente seguro de tu tema, te sentirás mucho menos ansioso/a por presentarlo a tu audiencia. Planifica con anticipación. Visualiza cualquier pregunta que te puedan hacer y prepara las respuestas para ellas. Cree firmemente en el valor de tu tema. 

Lo que tienes que decir es importante. ¡Importa! tu objetivo es comunicar este valor con entusiasmo. Si crees que vale la pena escuchar lo que estás diciendo, tu audiencia también lo hará. Estarás tan ocupado/a expresando tu creencia apasionada que pensarás que los nervios son historia.   

2) Concéntrate en hacer que tu mensaje aterrice:  

Si te enfocas en ti mismo/a... en cómo te sientes, cómo te ves, si vas a tartamudear, tropezar u olvidar qué decir... ¡por supuesto que estarás nervioso/a! ¿Quién no lo sería? ¡No es tu trabajo ocuparte ahora de todas sus deficiencias! Tu trabajo es darle un regalo a la audiencia, el regalo de tus conocimientos. 

En otras palabras, ¡ tu trabajo es enfocarte en tu audiencia, no en ti mismo/a! No es sobre ti. ¡Se trata de ellos! Ten en cuenta esto cuando planifiques, prepares, ensayes y entregues tu discurso. ¡Se trata de darles tu regalo! Cuando te concentres en ellos, no tendrás tiempo para pensar en ti y no estarás nervioso/a. 

3) Usa técnicas para fomentar la confianza:  

Es normal tener nerviosismo previo al discurso. Es una señal de que tu adrenalina está fluyendo, estás alerta, tienes un alto funcionamiento y todos tus instintos están "listos". Sin embargo, a veces toda esa adrenalina se siente un poco abrumadora. 

Muchos oradores emplean sus técnicas favoritas para sentirse tranquilos, frescos y competentes. Una técnica es tomar algunas respiraciones profundas justo antes de hablar y decirse a sí mismo su mantra de confianza favorito. 

El mío es: "¡Está bien! ¡Permítete ser encantadora! ¡Hagámoslo!" Me hace sonreír y sentirme bien conmigo misma. Algunos otros dicen: "¡Soy único! ¡Lo que tengo que decir es importante!" O "¡Tengo un regalo especial para esta audiencia! ¡Nadie puede decirlo como yo!" Crea tu propio mantra, uno que te haga sentir poderoso y listo para dar tu regalo.