De la Cosecha a una Botella

Entre tantos gustos adquiridos, El Vino es uno digno de toparse con nuestra lengua, un dulce amargo grato, que nos alegra por un buen rato.

En mi caso logre tomarle amor al Vino tanto su proceso de elaboración como el producto final. Como todos sabemos el Vino proviene de las uvas y tanto el color como el sabor dependen del proceso y las uvas que se cosechen.

Les contare un poco sobre mi experiencia al realizar esta labor tan gratificante. En primera instancia, está realizar la cosecha. Luego de esperar que los frutos se maduren en su totalidad se comienza la recolección de las uvas (mientras más uvas se recojan mayor será la cantidad del jugo obtenido). Como este proceso generalmente se realiza en familia, todo el tiempo que dura el proceso de hacer Vino está repleto de alegría, chistes, competencias de recolección y bebidas alcohólicas dado que existe un refrán que decía “si quieres hacer alcohol, tienes que estar bebiendo alcohol".

Al terminar de recolectar la cosecha se procede a “pisar las uvas” que es un trabajo arduo pero no deja de ser divertido, con este método se logra obtener el jugo de las uvas e ir llenando los recipientes en los cuales vamos a hacer esta embriagante bebida. Luego de extraer todos los jugos de la pulpa de la fruta, se recomienda dejar reposar en un lugar donde no entre la luz del sol para que a los días comience el proceso de fermentación y se proceda a verter azúcar para acelerar el proceso que es donde vamos a obtener el alcohol del jugo de uva y así se convertirá en Vino. (En todo este proceso NO TAPAR los recipientes a menos que quieran limpiar un desastre.)

¿Lo bueno de todo esto? Si fue una buena cosecha tendrán mucho vino al cabo de unos 6 meses y mientras más se continúe añejando con el tiempo será de mucha mejor calidad.

¿Lo malo o divertido? Todo esto depende de cómo lo veas, pero tus pies quedaran manchados de un color morado por varias semanas. Si no me creen bueno pregúntenle Uds. mismos a Dionisio el Dios del Vino y las fiestas a ver si todo esto no vale la pena y ¡sí que vale la pena!

Una experiencia digna de recordar….digna de repetir.