Alguna vez me dijeron que nuestro cuerpo es sólo un vehículo de nuestra alma, y es ella quien realmente viene a cumplir un propósito en el mundo, en la era en la que hemos nacido, por lo que al hacerlo, abandona al cuerpo. Además, se dice que el alma no sufre ni siente, sin embargo, nosotros al poseerla y adoptar nuestra personalidad y el infalible ego, somos quienes desvariamos durante los años de vida que tenemos, llorando por pérdidas o enloqueciendo por diversas situaciones que no le afectan pues todo culminará en la realización de la misión que tiene.

Partiendo de ésto, no es descabellado creer que hemos ido cumpliendo propósitos una y otra vez sabrá Dios desde hace cuánto tiempo y cuántas veces. Explicaría también por qué existen casos verídicos de personas que aún perdiendo la memoria totalmente, vuelven a ser ellos mismos en algún momento, es porque somos un recipiente contenedor de un ente al que no podemos explicar con palabras fácilmente.
No podría afirmar con una completa certeza si la vida es cíclica o lineal porque no poseeo más conocimientos que mi propia experiencia. Decir que es cíclica podría afirmar cómo es que a pesar de cada progreso desde que nacemos en adelante, nos lleva siempre a pasar de ser los más experimentados en algo, a los más novatos (ejemplo: cuando pasamos a ser los reyes de la universidad que cursan el último trimestre, a ser los más novatos del trabajo que consigamos) y así sucesivamente, hasta cuando lleguemos a viejos, seremos los más inexpertos siéndolos, lo que hace que incluso el carácter lineal de la vida no pueda evadir la evidente repetición de ciclos.

Y para finalizar, si tuviera la oportunidad de echar un vistazo a mis vidas pasadas, ¿cómo sería capaz de decir que no? no me perdería ese cuento por nada del mundo 😄. Y hablando en serio, por supuesto que me gustaría saber si el ente que habita este cuerpo ha tenido la valentía para hacer las cosas que el ego me ha impedido durante mi vida. Sería una buena forma de descubrir mis propias capacidades y a través de mí misma, como el empujón que cualquiera necesita para lanzarse a la piscina.