​ ¿Qué será de él en esta vida? | Cuento

Quizá lo que leerás a continuación te parezca un hecho imposible. Pero te juro que es una historia 100% verídica.

Te contaré algo que ocurrió en mi primera vida, pues como debes saberlo, las almas podemos reencarnar varias veces. Yo solía ser un alma nueva en ese tiempo, conviviendo en el mundo con almas jóvenes y viejas... Me sentía increíblemente inmortal y, de cierta forma, lo era. Por esa razón me daba el lujo de hacer todo lo que me gustaba, lo que incluía pasar horas y horas apreciando la música.

Música, creo que ha sido lo mejor que he encontrado.

El mundo me quedaba pequeño para el tiempo de existencia que tenía por delante. Nada ni nadie podía causar un efecto que yo no deseara. ¡Y no te miento! Sabía perfectamente que a todos podía cautivar, por ello no me permitía quedar atada a nada. Me gustaba conocerlos, pero no sabía cómo mantenerlos cerca, la verdad es que por nuestras diferencias no creía que quisieran estar conmigo de todos modos, supuse que solo sentían curiosidad.

Ver el mundo a través de la inexperiencia tenía sus ventajas y desventajas, quizá al principio era muy ingenua, pero poco a poco las malas experiencias se encargaban de enseñarme. Tuve muchos obstáculos en la vía, el camino a veces se hacía insoportable, pero en ocaciones sabía que yo misma causaba esos tropiezos.

Llegó el momento en el que las decisiones (tanto correctas como incorrectas) que tuve me habían permitido tener un fuerte carácter. Sabía lo que quería y eso era inusual para un alma que apenas conoce al mundo.


El suceso particular fue inesperado, por no decir algo grosero. Yo me encontraba bajo un árbol, tranquilamente deleitándome con la melodía de una de mis canciones favoritas, cuando de forma inesperada llega un sujeto desconocido que me abstrae de mis pensamientos con su fastidiosa presencia.

Estaba justo enfrente de mi. No podía descifrar su intención, solo estaba allí, observándome mientras comía su helado de pistacho, no sé si podría decir que era amigable, pero era muy peculiar. Yo no soportaba que me hubiese interrumpido.

Luego de un minuto comenzó a hablarme, me explicaba que no podía estar escuchando música de esa forma, que lo hacía mal, que era la manera incorrecta. Quedé atónita, inmediatamente estuve a la defensiva, así siempre la había escuchado y siempre lo haría. ¿Cree que por ser un alma vieja me dirá cómo hacer las cosas? ¡Pues estaba equivocado!


Así inició todo, tuve un amigo.

Me hacía reír mucho aunque a veces era un poco molesto queriendo que las cosas fueran a su manera. Llevaba varias vidas, así que no lo culpo. Igualmente me gustaba nuestra forma de ser. Si supieran como era, seguro desearían tener una amistad igual.

Él era mi amigo pistacho, y descubrí que no solo sabía de todo sobre la música, sino que también tenía la habilidad de crearla. ¿No es genial? ¡El tenía razón! Yo la escuchaba de forma incorrecta. Que terca siempre he sido.

Yo tenía un caparazón, pero en el fondo lo quería, siempre me pregunto qué será de él en esta vida. Aunque tuviésemos nuestras diferencias como en cualquier otra amistad, mi amigo pistacho me hizo sentir música en verdad.