¿Qué mueve nuestros músculos? ¿Qué estimula nuestros nervios? ¿Qué motiva nuestra carne? ¿Qué alienta nuestro espíritu? Algo tan fuerte que surge de adentro de nosotros; una energía investida de razonamiento, de temperamento, de emoción, de fe, de amor. El mundo está repleto de formas (naturales o innaturales) que parten nuestra mente en dos, así como nuestra alma. Todos somos idólatras desde las entrañas, desde que nacemos, crecemos, vivimos, maduramos, envejecemos y morimos. No hacen falta imágenes que influyan en nuestra mente, no, sólo basta creer en algo.