DESAPRENDER
Cuanto MAYOR sea nuestra DISPOSICIÓN a aceptar aquello que negamos de nosotros, a ver lo que no queremos ver de nosotros y a aceptar lo que nos muestran los demás de nosotros mismos ANTES alcanzaremos nuestro objetivo que no es otro que el cambio de percepción de cómo vemos, entendemos y vivimos la vida.
Una pregunta: ¿prefieres tener RAZÓN o ser FELIZ?
Siempre percibimos las cosas tras verlas reflejadas en el espejo de la memoria. Es ese reflejo en el espejo de la memoria, lo que nos da la sensación de YO, de quien soy.
El cerebro no conoce la diferencia entre lo que ve en su entorno y lo que recuerda, porque se activan las mismas redes neuronales. La fisiología nos dice que las células nerviosas que se activan simultáneamente están conectadas. Si haces algo una y otra vez, esas células tienen una relación prolongada.
Si todos los días te enfadas, si todos los días te frustras, si todos los días sufres, si a tu vida das motivos para ser una víctima, todos los días estás reconectando y reintegrando la red neuronal.
Y esa red neuronal tiene ya una relación duradera con esas otras células nerviosas llamadas: IDENTIDAD.
También sabemos que las células nerviosas que no se activan simultáneamente, no se conectan, dejan de tener una relación duradera porque cada vez que interrumpimos el proceso de pensamiento, eso provoca una reacción química en el cuerpo. Cada vez que lo interrumpimos, esas células nerviosas que están conectadas empiezan a romper esa relación.
Si practicamos, el ensayo mental y nuestra capacidad mental de hacerlo provocaran que algunos circuitos cerebrales crezcan como resultado del esfuerzo, en otras palabras, será más fácil hacerlo.
Si aceptamos eso, al día siguiente podremos hacerlo con más seguridad y aprobación. El proceso, en sí mismo, no difiere de la plegaria. Ningún texto religioso afirma que el pensamiento no importa. Ningún texto religioso afirma que Dios no debe atender tu plegaria y tu intención.
La física cuántica y el observador pretenden explicar cómo ocurre eso.