Hablemos de Arte: El laberinto del Fauno
He de comenzar este apartado con una breve advertencia pues preferiría ser leído por tan solo unos pocos, y que estos me leyesen de verdad, a que lo hicieran varios solo para encontrarse luego con que han sido engañados, y decepcionados. No hablaré de cine. En cambio, mis palabras han de hacerlo respecto de un cuento de hadas, uno que canta acorde a la melodía, como tantos otros, de todo lo que es trágico y hermoso al mismo tiempo y sin embargo, uno que es, sin remedio alguno, distinto.
La dicotomía
“Donde hallareis un sauce que crece a orillas de ese arroyo, allí, repitiendo en las ondas cristalinas la imagen de sus hojas pálidas (…) habría de caer ella y todos sus adornos al torrente. Sus ropas, huecas y extendidas, la llevaron un rato sobre las aguas semejante a una sirena, y en tanto cantaba ella pedazos de tonadas antiguas, como ignorante a su desgracia, como criada y nacida en aquel elemento, arrastrada por vestiduras ya pesadas por el agua, le arrebataron a la infeliz, interrumpiendo así su canto dulcísimo, la muerte, llena de angustias.”
Ofelia ha muerto, Hamlet – William Shakespeare
Es así que comienza este cuento, alejado del alguna vez tradicional “Érase una vez…” y en su lugar, nos encontramos con Ofelia – ¿Y acaso podría ella llamarse distinto? – quien para ese entonces yace tendida sobre el suelo, escapando de una oscuridad abismal que retrocede sobre su rostro y su nariz sangrante, muriendo, pariendo de ella un baile entre todo lo que es real y aquello a lo que solo la fantasía le concierne.
Ofelia muere - ©Estudios Picasso, Tequila gang, Esperanto filmoj
Son demasiados los cuentos de hadas y sus variaciones, su infinidad de reflejos sobre lo moral que se encuentran incrustados en medio de la narrativa y en lo profundo de sus personajes, son abundantes las connotaciones políticas y sociales asociadas que a través de la historia han sin reparo alguno invadido sus páginas. Sus tierras, más lienzos en blanco que meras hojas, han servido para dibujar sobre ellas realidades disfrazadas de metáforas simples tan extensas como lo es la imaginación humana y a pesar de ello, en este instante, ante esta muerte que sirve de introducción a la obra de Del Toro, se exploran y prueban hasta romperse los límites de lo clásico, re-contextualizando historias antiguas, sin recular en una estructura de arbitraria intención y en fórmulas establecidas, sino derivando de una multitud de referencias pertenecientes a la consciencia colectiva del hombre y superponiéndolas sin un grado aparente de jerarquía – que no es lo mismo que invitar al azar – para permitirles, de forma orgánica, como si en efecto de un ser vivo se tratase, desde el caos: crear significación, y acaso humanidad.
A la izquierda: Hombre pálido vs Kronos (Goya)
A la derecha: Ofelia vs Dorothy Gale (El Mago de oz)
Alusiones a "El espíritu de la Colmena" y "Vieja friendo Huevos" en "El Laberinto del Fauno"
© 1973 Elílas Querejeta Producciones Cinematográficas S. L. © 2006 Estudios Picasso, Tequila Gang, Esperanto Filmoj
El objeto artístico de estas historias, antes atado a la moral de lo ahora obsoleto, ese objeto que Disney había logrado explotar hasta reafirmarle como status quo con la llegada del filme y el medio audiovisual, queda reemplazado en cambio por “algo” más semejante a un fluido que parte desde el quiebre narrativo que enfrenta a dos partes en una lucha incesante por imponer su condición individual y que al mismo tiempo se nutren mutuamente, generando así no un mundo de fantasía del cual el lector es capaz de interpretar verdades reales, sino un mundo de mitades encontradas, en donde lo terrenal se ve infectado por simbolismos ilusorios y aquello que ha de pertenecer al reino de lo mágico se halla bajo un acoso insidioso de las raíces de lo real. Sus personajes, al existir en medio de estas condiciones, le permiten al autor explorar virtudes pasadas hasta cuestionarles y desvirtuarlas por completo y sustituirles en grandeza por despropósitos pasados ahora expuestos como méritos, ello es evidente en los dos máximos representantes de lo real y autoritario, y lo fantástico y libre: Vidal y Ofelia, quienes han de contrastar sus posiciones hasta terminar, inevitablemente, en muerte.
En este sentido, la narrativa del autor fracasa estrepitosamente – o mejor dicho, se le permite fracasar – al intentar brindar explicaciones absolutas sobre sí misma, como evidencia la incapacidad de Vidal de ver al fauno. Más que la inventiva de la niña para idear un escape a tan cruenta realidad, es esto tan solo la condición irreconciliable entre ambos mundos, la pérdida de la inocencia inherente a todo lo que es terrenal y sujeto al tiempo, es, más que símbolo, metáfora de todo lo que su creador (Guillermo) posee de hombre libre y esclavo, de la condición humana misma, de un pensar que vacila siempre entre dos mundos, dos mitades y acaso, y al menos, dos personas – ¿Y no somos acaso más que tan solo una versión de nosotros mismos? – enfrentadas sin remedio.
"Dos partes enfrentadas" - © 2006 Estudios Picasso, Tequila Gang, Esperanto Filmoj
Ofelia, como en "Hamlet", muere, no podría terminar esto de manera distinta, lo real termina siempre por imponerse por sobre aquello a lo que la imaginación solo logra ostentar y Del Toro, incansable, se rehúsa a dejarle ir incluso bajo tal golpe de autoridad, encontrando así en el final un nuevo lienzo sobre el cual dibujar y desquitándose, quizás, asesinando a Vidal y aquello que encuentra tan opresivo, matándole y demostrando vestigios de lo fantástico, de la magia que repercute en nuestro mundo, pero reconociendo al mismo tiempo tras su muerte, y es así porque el régimen fascista persiste en la narrativa, que le es imposible deshacerse por completo de ello. Da forma en su discurso a un laberinto tan profundo como complicado, que no reconcilia realidades y en cambio deja verdades a medias e incompletas, que sugiere extenderse por siempre y sirve de puente entre aquellas disputas e historias en torno a las cuales gira la esencia humana y que sencillamente no tienen "fin".
"El Laberinto del Fauno" - © 2006 Estudios Picasso, Tequila Gang, Esperanto Filmoj
©Alejandro Olivares
Excelente análisis @aolivares, es cierto que con esta obra se cambió profundamente el paradigma preestablecido por Disney, invitándonos a sumergirnos en el subconsciente del autor, muy parecido a lo que hace David Lynch pero más ligero (más no simplista) y cargado de simbolismos que uno debe aprender a atajar. Excelente post hermano, saludos.
Gracias por pasearte por mi perfil y tu apreciación del artículo @kruznik, saludos.
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