Modo zascandil del gobierno de Venezuela: del narcotráfico a la hiper inflación como estrategias de control político
Salud, estimados stemians. La naturaleza verdadera del gobierno chavista en Venezuela sólo se podrá apreciar en su verdadera y horrorosa dimensión --partiendo del daño social, económico y político ocasionado a su propio país-- cuando la Historia pueda completar un cuadro general desde la distancia temporal. Mientras tanto, le queda al analista la posibilidad de ir armando el rompecabezas a medida que van apareciendo datos que lo acercan a la verdad sobre su modo de actuación al frente del Estado. En este post se trata de probar que la irresponsabilidad conforma una de los principales mecanismos este gobierno.
Los últimos detalles aparecidos han ido moldeando la percepción de la horrorosa naturaleza del chavismo y dan crédito a la prospección de que, cuando se le pueda esculcar el “nido” –como se le dice al escondrijo de un vampiro o de un asesino en serie—, el mundo ha de horrorizarse por la clase de monstruo que dejó crecer y luego permitió actuar durante tanto tiempo (Y que no vengan luego a justificarse con la fulana “independencia de los pueblos”, porque esa, precisamente, es una de las “matrices” del engendro).
Y aunque, tal vez debido al éxodo venezolano, sus terribles efectos están siendo apreciados en el extranjero, internamente aún muchas personas, incluso dentro de la dirigencia opositora en general, no terminan de “aterrizar” acerca de a qué demonios nos enfrentamos.
Para poder entenderlo hay que recordar la actitud de sus integrantes a su llegada a Miraflores: “políticos”, “intelectuales” llamados “de izquierda”, integrantes de la clase media, empresarios grandes y pequeños; y una masa, en ese momento en crecimiento, de elementos pertenecientes al sector popular, se miraban a sí mismos como si, después de tanto esperar, tocaran el cielo con las manos. E imbuidos del llamado “socialismo”, estaban convencidos que la estructura del país, edificada en 188 años republicanos, absolutamente toda ella, podía ser borrada del mapa si así lo decidían en su encandilada misión.
En resumen, los chavistas, encabezados por un teniente coronel charlatán asumieron como dogma la vieja idea comunista de derrumbar “lo viejo” y, al mismo tiempo, edificar “lo nuevo”, en una atmósfera de delirio ciego: podían hacer todo lo que quisieran y estaría bien lo que hicieran como lo hicieran.
Nada los detuvo. Nada los hizo meditar antes de acometer acciones. Ni siquiera un asunto fuera de la ley y de tanto riesgo como el narcotráfico. Antes bien, su actitud ante este delito explica perfectamente su naturaleza zascandil.
Y existen dos casos, entre tanto material sobre este asunto, que confirman esa intención y, en general, lo que en este post trato de explicar, su arrebato para decidir sobre los destinos de los millones de personas que conforman la Nación venezolana: me refiero específicamente al caso de Walid Makled, hoy pagando una condena de 14 años en las celdas del SEBIN (la policía política del régimen, desde donde amenaza vía tuiter a antiguos funcionarios que se han rebelado) ver; y el de los sobrinos de la pareja presidencial, igualmente condenados por este delito en EUA.
Al primero, un empresario y comerciante, se le dio en concesión un aeropuerto (el de Valencia), una línea aérea (Aeropostal), un puerto marítimo (Puerto Cabello) e incluso era distribuidor de la úrea, uno de los ingredientes para tratar la hoja de coca, cuestión negada por Presidente de Pequiven, la empresa que distribuye esa sustancia ver. Tenía además una empresa de transporte de valores y trámites aduanales, llamada Transgar. En un gobierno ostensiblemente autoproclamado antimonopolista, ¿quién o quiénes podían asignar o permitir toda esta estructura en una sola persona?
De hecho, Makled se convirtió en una especie de “Comisionado” al que bien pudo considerarse encargado del “Ministerio del Poder Popular Para la Droga”. Posteriormente fueron arribando capos de Colombia, entre otros, Wilmer Varela, alias “Jabón”, asesinado misteriosamente en Mérida; Jaime Marín, alias “Beto Marín”, entregado por el mismo gobierno a los norteamericanos. Y otros de México, como Frank Tello, del Cartel “Los Zetas”. A todos ellos se les brindaban facilidades para traslado de la droga. Y de todo esto era imposible que no tuviera conocimiento el “Comandante eterno”. Como deja ver el reportaje de El Diario de las Américas: “El imperio del narcotráfico estuvo al servicio de Hugo Chávez”, ver: fue como si factores internos comenzaran a deshacerse de los “expertos” que montaron el negocio para luego explotarlo ellos mismos. Un dato es útil para entenderlo así: el gobierno chavista extraditó, entre 2006 y 2015, a 79 jefes y cabecillas de organizaciones dedicadas al narcotráfico. Llama la atención que en el 2011 la cantidad fuese la mayor: 21 de ellos. (Ibíd.)
Ahora bien, ¿a qué gobierno de este tiempo se le ocurre institucionalizar el narcotráfico y creer que no va a corromperse todo a su alrededor? Al integrado por unas personas con el talante antes descrito, creídas superiores por ser “revolucionarias” e influidas por un tercero que había hecho lo mismo antes, que sabía lo que realmente iba a ocurrir y al que le convenía que ocurriera para conseguir objetivos precisos en el control total del país, entre ellos tener a sus gobernantes en sus manos; un gobierno, en fin, con la trágica historia del General Arnaldo Ochoa: el de Cuba. ¿Acaso no fue acusado y perseguido Makled como al militar castrista cuando se hizo notorio e indeseable el asunto? Lo único que faltó a este “remake” fue el fusilamiento de “El turco” después de un juicio-“show” transmitido por uno de los canales oficiales.
Pero si no convence esta muestra, he acá otra: la de los llamados “narco sobrinos”. ¿Qué impulsó a dos jovencitos inexpertos en este tenebroso asunto a atreverse a exportar al “Imperio” casi una tonelada de cocaína? Al hecho de que ellos estaban en medio del negocio y creyeron que, protegidos por un gobierno que lo podía “todo” –tenían pasaportes diplomáticos—, que se burlaba ostensiblemente de lo legal, era cosa de coser y cantar.
Mucho se cree que el chavismo ha llegado donde está debido a una cuidadosa planificación, a la que alguna gente suele sobreestimar. Yo creo, sin menospreciar su letal eficacia en perjuicio de los venezolanos, que su naturaleza es la de ir aprovechando las taras que va ocasionando su enorme incapacidad para gobernar, su abierta rapacidad para el enriquecimiento ilícito y, sobre todo ahora, el miedo a perder el poder. No prueba ni tienta: acciona. No planifica ni evalúa resultados: camina sobre sus errores y los va integrando a su mecanismo. Las consecuencias sobre la población le tienen absolutamente sin cuidado, pues se sabe sostenido por la violencia: el narcotráfico fue instrumento idóneo para corromper a la cúpula militar y convertirla en su hoy imprescindible aliada, como se desprende de lo que asegura la experta en estos temas, la Dra. Mildred Camero, ex Coordinadora de la Comisión Nacional Contra el Uso Ilícito de Drogas (CONACUID):
…Son más los militares los que tienen el negocio de las drogas” (…)
Yo le entregué a Chávez cinco informes con nombres y apellidos de los involucrados. La respuesta fue destituirme.
Otros complementos para visualizar lo acá expuesto provienen de su conducta frente al cono monetario. Por su incapacidad y extravagancia dejó al país sin piezas de efectivo suficientes. Inmediatamente se dieron cuenta de que esta podía ser otra forma de control. Y así lo dejaron. Es más, esta carencia constituyó otra metodología de enriquecimiento rápido, al convertir el dinero en efectivo en mercancía.
Pero la prueba más evidente y bárbara de su atolondrado aunque funesto talante es el comportamiento ante la hiper inflación. Sus malos manejos la provocaron y ahora esta arrasa con todo a su paso. Pero la siguen alimentando al imprimir dinero inorgánico, sin enfrentarla. Y no la enfrentan por dos razones de peso: la una, no pueden: no tienen cómo ni con qué. La otra es que, como al zascandil, no les preocupan sus evidentes y terribles consecuencias: el éxodo y exterminio de los venezolanos.
Muy buen análisis,@antoaristi, a qué demonios enfrentamos? a una organización criminal que usa la política para sus fechorías.Inventaron su guerra, guerra de bandas y en ella la perdida de la república es daño colateral.Lo peor es que la oposición partidista se apartó del tablero de la política y apuesta todo a las gestiones diplomáticas, muy necesarias, pero insuficientes.