Enséñales a tus hijos la administración del dinero.

En la mayoría de las familias desde la infancia se inculca que se debe tener dinero para lograr grandes cosas, de hecho dentro de la inocencia de los más pequeños juegan a ser millonarios, sin saber en sí el uso del dinero.

Este tema debe saber manejarse entre los niños y jóvenes; pues como todos sabemos el dinero es importante en la vida diaria, entonces se tiene que educar en cómo obtener el buen dinero, y es en esta etapa donde podemos dar las pautas necesarias para orientar a ese futuro hombre o mujer a obtener sus ganancias de manera honesta y honrada.

Es primordial enseñarles a nuestros hijos el valor del dinero, para garantizar en todo momento que tengan una relación sana y equilibrada, es en esta edad que tenemos el deber nosotros como padres de educarlos y hacerle énfasis que no puede tener todo el dinero del mundo, pues eso no es garantía de una felicidad plena..

Aproximadamente a partir de los 5 años ya los niños comienzan a tener interés por el dinero, pues en su mágico mundo saben que con el pueden obtener juguetes y golosinas, es allí cuando debemos tomarnos la tarea de educarlos con respecto a su administración.

Una buena manera de enseñarles administrar es proporcionarle una alcancía (recipiente, cochinito), donde por alguna tarea asignada y por supuesto acorde a su edad pueda comenzar a tener sus ahorros, en el caso de mi pequeña hija su dinero es para su torta de cumpleaños, o para sus paseos de fin de semana.

También les comento que enseñarlos ahorrar, no tiene nada que ver con sus deberes y obligaciones, pues por estas acciones no se debe recompensar económicamente, para ello están los reforzamientos verbales; por eso debemos estar centrados en que mensaje queremos transmitir.

Tengan por seguro que si se les marca un patrón desde la infancia que toda tarea tiene un esfuerzo y sacrificio, y a su vez una recompensa (en esta caso monetaria) será un adulto capaz de administrar lo poco o mucho de sus ganancias, sabrá apreciar el dinero como una herramienta útil para el sustento y no será un malgastador o comprador compulsivo.