En mi país, durante las últimas dos décadas, se ha vendido el mensaje de que los políticos de izquierda son “buenos” porque “defienden los derechos del ciudadano común”, y los políticos de derecha son “malos” porque “defienden los intereses de los grandes empresarios”.

También se ha promovido la idea de que la clase alta debe desaparecer porque ella es la culpable de la pobreza de los desposeídos.

Finalmente, se le ha asegurado a los venezolanos que los pobres elevarán su nivel de vida como resultado de la desaparición de los ricos.

En dos platos, en la Venezuela de las ultimas dos décadas se ha logrado convencer a millones de personas de que la izquierda debe ser la ideología que predomine como sistema de gobierno, y que la derecha es perversa y no debería existir en el escenario político.

Debo aclarar que existen dos concepciones conocidas sobre derecha e izquierda.

La primera data de la Revolución Francesa, de una época anterior a la Revolución Industrial, en donde la izquierda representaba a las masas oprimidas y la derecha representaba a la aristocracia ligada siempre a un Rey o Monarca.

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La segunda es una concepción moderna, posterior a la Revolución Industrial e incluso posterior a las Revoluciones Socialistas del siglo 20. Es una concepción nacida en el seno de la ciencia política moderna, y que coloca a la libertad económica sobre una linea horizontal. Hacia la derecha de ese eje hay más libertad económica (menos intervención en la economía por parte del estado), y hacia izquierda de dicha linea hay menos libertad económica (mas intervención del estado en la economía).

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Cabe destacar que esta concepción moderna y científica de derecha e izquierda, en la práctica, es un valioso instrumento para medir los grados de estatización y de privatización que debe tener la economía de un país, así como el grado de regulación o libertad que debe tener la misma.

La escogencia de esos grados no dependen de las ideas establecidas en un libro o dictadas por personas pertenecientes a alguna corriente política en particular. Dicha escogencia solo debe depender de los resultados que arroje un estudio de las necesidades de producción de bienes y servicios que tenga ese país en concordancia con las capacidades que tengan tanto el gobierno como el sector privado para atender esas necesidades.

Ese estudio tiene que estarse renovando periódicamente, porque las necesidades de un país cambian con el tiempo, así como las capacidades de su gobierno y de su sector privado para satisfacerlas… no existe una formula “mágica” que pueda ser empleada de manera general, única e invariable.

En cuanto a las regulaciones y controles de la economía, la experiencia histórica nos dice que éstos solo deben aplicarse en casos de emergencia y por cortos periodos de tiempo, ya que ha sido demostrado hasta la saciedad que los mismos, tarde o temprano generan corrupción y crecimiento de los problemas que dichas medidas pretenden corregir, creando con ello distorsiones en la economía que son muy difíciles de revertir, debido a que esa reversión (necesaria para volver a la normalidad) es traumática para las clases sociales más vulnerables.

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Como puedes observar, ambas concepciones de izquierda y derecha reflejan realidades socio-políticas muy distintas: la una habla de la lucha de clases que siglos atrás existió en un sistema monárquico medieval, y la otra nos habla del grado de intervención que debe tener un gobierno en los asuntos económicos de su nación en el mundo actual, grado que, como ya hemos visto, varía en cada país de acuerdo a una diversidad de condiciones, las cuales a su vez cambian con el tiempo.

Es notorio que ambas concepciones no tienen nada que ver una con la otra, y también resulta obvio que la primera está completamente obsoleta, mientras que la segunda sigue vigente y debe tomarse en cuenta a la hora de realizar la planificación económica de un país.

No obstante, algunos políticos astutos mezclan ambas concepciones con el objeto de santificar el control estatal de la economía y satanizar las libertades económicas, e insertan esa mezcla en la mente de millones de personas que desconocen la ciencia política, haciéndoles creer que la derecha-izquierda de la revolución francesa es la misma derecha-izquierda de la política y economía modernas. De esa manera logran establecer la creencia general de que el pensamiento de izquierda es el único que sirve a la hora de planificar la economía de un país, y que el pensamiento liberal es una cosa “diabólica”.

Con lo anterior, lo que estos políticos astutos consiguen es la ciega aprobación general de políticas de control estatal empleadas todo el tiempo para enfrentar circunstancias distintas.

Ese país y el mundo están en constante cambio pero la manera de llevar la economía del país no se adapta a esos cambios, sino que permanece igual todo el tiempo… la manera usual como esos políticos disfrazan dichas políticas fijas de control estatal, es cambiarles el nombre cada cierto tiempo, para que la gente piense que se están implementando políticas nuevas.

Dos, son las lamentables consecuencias de esa actitud: por un lado se aísla a ese país de la economía mundial con la consecuente perdida de oportunidades de negocio y de desarrollo que eso lleva consigo, y por otro lado al aplicarse las mismas políticas frente a circunstancias distintas se cae en errores gravísimos que producen verdaderas hecatombes de escasez, inflación, devaluación monetaria y mega-corrupción… cuando vienen las hecatombes, esos políticos astutos acusan del desastre a países extranjeros, al sector privado, conspiraciones internacionales, etc; en fin: “Yo controlo todo lo que hay en el país pero no soy responsable de nada de lo que sucede dentro de él”.

Eso no lo hacen por ignorancia o fanatismo, sino porque se han enriquecido a propósito con ese desastre... el desastre era su objetivo desde un principio, por eso es que nunca han dicho, ni dirán la verdad.

Aunque dentro de las ideas de izquierda observo muchos errores de percepción de las realidades económicas, en su parte social debo reconocer muchas virtudes o aspectos positivos en esas ideas, los cuales estimo importante tomar en cuenta y aplicar… Como el tema social no pertenece al ámbito de este post, dejaré ese aspecto para otras publicaciones.

Este articulo busca desenmascarar a ciertas personas, que han malgastado durante veinte años grandes cantidades de recursos provenientes del Estado venezolano, adoctrinando a muchas personas desinformadas, forzándoles a pensar de una sola manera e impidiéndoles con ello abrir su mente al estudio de la ciencia política, la cual es multicolor como el arcoiris y como el universo.

No olviden (los que tienen edad para recordarlo) que en la Venezuela anterior a este periodo de absurda uniformidad mental, convivían pacíficamente los partidarios de centro-derecha, centro y centro-izquierda… las posiciones radicales no existían en el escenario político para aquel entonces, por ser extremistas.

Tampoco olviden que en aquella época las discusiones políticas no eran motivo de enemistad porque todos formábamos parte de un mismo país y nos considerábamos venezolanos unos a otros, indistintamente de nuestra preferencia política.

Puedo percibir como la crudeza de la crisis que estamos viviendo, está haciendo que el amor de muchos venezolanos brote de su corazón y rompa la carcasa de adoctrinamiento sistemático en el cual ha sido encerrada su mente los últimos veinte años.

Pienso que todo lo que nos está pasando es bueno, y forma parte de un proceso de maduración que necesita transitar nuestra sociedad.

Aquí les dejo una canción de una agrupación española, que nos habla sobre abrir nuestra mente a nuevas ideas.

Disfrútenla.

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