La ética de la rentabilidad y la rentabilidad de la ética
Los accionistas, los dueños del capital, si bien son importantes actores en el discurrir de las compañías, tienen como participantes vitales a la directiva y gerencia que los acompaña. En las empresas el poder del día a día, de la toma de decisiones en negocios y transacciones trascendentes, del rumbo que se fije para las mismas, la mayoría de las veces es ejercido por los directivos y no por los socios de las organizaciones, realidad la cual genera no pocos inconvenientes. Los ejecutivos de las entidades empresariales se ven en la disyuntiva de que para que sus gestiones sean bien evaluadas, los estados financieros de las compañías que lideran deben mostrar buenos resultados económicos, y como ello no siempre es posible, en oportunidades se actúa de manera indebida para alcanzar los logros que de ellos se espera.
Sea como fuere el caso, ya bien sea que la exigencia de la obtención de rentabilidad a toda costa en las compañías, sea por presión de los empresarios o por actuaciones de los ejecutivos, el tópico de las relaciones entre la ética y el negocio es parte de uno de los debates más acalorados que se presentan en el campo del ámbito empresarial.
En este sentido hay quienes plantean la presencia de visiones diferentes en este debate, las cuales las identifica en tres ejes. Un primer eje está conformado por los que sostienen que la ética y los negocios son irreconocibles, mientras otros mantienen que la ética es un buen negocio. En otro eje se ubican los que defienden que el negocio es el negocio, en cambio otros plantean que el negocio de los negocios es el valor ético y social, y por último, en un tercer eje, están quienes aseveran que la ética es una cuestión de fachada, maquillaje y propaganda, mientras que en el otro extremo se ubican los que enfatizan que la responsabilidad básica de las empresas es de naturaleza ética y social.
El asunto de la ética y los negocios es como las cosas en la vida, donde las realidades muchas veces no son en blanco o negro, sino más bien de tonos grises, por lo que hay que distinguir matices en algo tan complejo como la ética empresarial. Ciertamente en el mundo de los negocios, la ética no es el negocio propiamente dicho, pero indudablemente es parte de él. La ética por sí misma no asegura lograr el éxito financiero de una empresa, pero al mismo tiempo no será posible lograrlo de manera perdurable dejando de lado las consideraciones éticas, por lo cual podría afirmarse que la ética es un requisito esencial, pero no suficiente, en el mundo de los negocios.
La existencia de la ética empresarial debe tener como razón de ser algo más trascendente que la mera generación de rentabilidad para el bien del negocio, no debiéndose utilizar la misma nada más para alcanzar buenos resultados económicos, sino para intentar darle un sentido de vida a la organización, así como entender las fundamentaciones del
esfuerzo personal y colectivo de la compañía con la idea de perseverarse en un proyecto individual y organizacional. Más que de resultados financieros, debería hablarse de beneficios, los cuales son de mayor alcance, ya que abarcan lo humano y lo social.
Fuente: Tomado del aparte "La ética de la rentabilidad y la rentabilidad de la ética" del artículo publicado en la Revista Visión Contable (Diciembre 2015) titulado: "La Responsabilidad Social Empresarial. Ejemplo práctico de gestión ética en y para los negocios", cuyo autor es el mismo redactor de este post.
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