La Historia de Pablo Escobar

in #spanish7 years ago (edited)

Hola a todos hoy les traigo la historia de Pablo Emilio Escobar Gaviria .

(Pablo Emilio Escobar Gaviria; Rionegro, Antioquía, 1949 - Medellín, 1993) Narcotraficante colombiano. A la violencia endémica que la sociedad colombiana venía padeciendo con los enfrentamientos entre las diversas guerrillas revolucionarias y el ejército y los grupos paramilitares, hubo que sumar, desde la década de 1980, el espectacular auge de los cárteles del narcotráfico, organizaciones criminales centradas en el tráfico de drogas que amasaron desorbitadas fortunas y que, en su afán hegemónico, llegaron a desatar la guerra contra el mismo Estado. El jefe del Cártel de Medellín, Pablo Escobar, fue la figura icónica de este periodo.

Biografía

Hijo de un administrador de fincas y de una maestra rural, Pablo Escobar trabajó desde su niñez en diversos oficios, lavando coches o ayudando en los mercados; también fue criador de vacas, para pasar luego a matón a sueldo y ladrón de coches. Su carrera delictiva se inició con la compra de objetos robados y el contrabando a pequeña escala, hasta que se introdujo en el tráfico de marihuana y, finalmente, en el de cocaína.

En 1974 emprendió la creación de un negocio de producción y distribución de cocaína que iría creciendo con el tiempo hasta convertirse en una vasta organización delictiva dedicada principalmente al tráfico de drogas: el Cártel de Medellín. Con Pablo Escobar como jefe, el grupo inició sus actividades hacia 1976, año en que Escobar fue detenido con diecinueve kilos de cocaína, aunque su caso fue sobreseído. La organización prosperó rápidamente y, a principios de los años 80, Pablo Escobar era ya dueño de una considerable fortuna.

Contra lo que cabría esperar de un capo dedicado a actividades ilícitas, Escobar rehusó permanecer en el anonimato, y, arrogándose el papel de hombre del pueblo, financió planes de desarrollo para los suburbios de Medellín: así, levantó un barrio para desheredados llamado Medellín sin Tugurios o el barrio de Pablo Escobar, un conjunto de 780 viviendas unifamiliares que construyó con destino a la gente necesitada. Ello le permitió obtener los votos que le convirtieron en teniente de alcalde del Ayuntamiento de Medellín.

El narcotráfico, que en su afán de adquirir poder y capacidad de manipulación había en más de una ocasión aportado dinero para las campañas parlamentarias y presidenciales, intentaba ahora penetrar en el corazón de la sociedad colombiana involucrándose directamente en la política. Pablo Escobar había formado un grupo político llamado Civismo en Marcha, adscrito a la formación Nuevo Liberalismo, y en 1982 logró ser elegido diputado suplente del parlamentario antioqueño Jairo Ortega en el Congreso de la República. No fue el de Escobar un episodio aislado: otro reconocido narcotraficante, Carlos Lehder Rivas, había creado otro movimiento similar al de Escobar, el Movimiento Latino Nacional.

Pero la coalición Nuevo Liberalismo estaba liderada por un político honesto, Luis Carlos Galán, quien, al tener noticia de las actividades criminales de Escobar, denunciadas por el rotativo El Espectador, lo expulsó de su movimiento. Ello puso fin a la carrera política de Escobar, aunque todavía promovió una serie de campañas cívicas y obras sociales con ayuda de los sacerdotes Elías Loperas Cárdenas y Hernán Cuartas. En 1983 volvió la clandestinidad, y durante mucho tiempo lograría salir airoso del asedio periódico de las autoridades colombianas y de agencias internacionales como la Interpol y la DEA.

En su etapa como «benefactor» de Medellín

Desde ese momento Luis Carlos Galán se convirtió en el gran enemigo de los narcotraficantes, quienes iniciaron una incesante persecución contra él y contra su movimiento, bajo las instrucciones del propio Escobar y de Gonzalo Rodríguez Gacha. La clase política, que hasta entonces no había puesto reparo al usufructo de los dineros del narcotráfico, se sintió o fingió sentirse ofendida y amenazada ante el auge de Escobar y demás miembros de los cárteles de la droga. El gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) había iniciado en 1983 una reforma tributaria con la cual se quiso ofrecer una legislación que daba la posibilidad de incorporar los llamados dineros "calientes" a la economía del país; se había discutido entonces la posibilidad de legalizar la droga y sus principales protagonistas. Todo ello quedó puesto en entredicho.

La guerra de los extraditables

Pero quien más protestó ante una eventual incorporación de los narcotraficantes a la vida política del país fue Estados Unidos, principal consumidor de la droga que exportaba Escobar; el gobierno norteamericano comenzó a ejercer fuertes presiones en la política colombiana a través de la DEA (Administración para el Control de Drogas), oficina dependiente del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos dedicada a la persecución y control del narcotráfico.

El embajador norteamericano en Colombia, Lewis Tamb, fue el encargado de rechazar cualquier acercamiento con los narcos y pidió de manera formal su extradición como medida coercitiva, vinculando ya entonces al narcotráfico con la guerrilla. Se dio un gran debate a favor y en contra de la extradición; los narcos, en cabeza de Pablo Escobar, acuñaron una frase famosa: "Preferimos una tumba en Colombia a una celda en Estados Unidos".

El presidente Betancur y el procurador Carlos Jiménez Gómez se manifestaron en contra de la extradición de nacionales a Estados Unidos, pero un hecho vino a cambiar la situación: el 30 de abril de 1984 el ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, partidario de la extradición y miembro del Nuevo Liberalismo, fue asesinado por la mafia. El gobierno Betancur declaró la guerra al narcotráfico, y muy especialmente al Cártel de Medellín, que desencadenó como respuesta una ola de asesinatos en la que caerían líderes populares y agrarios, diputados y senadores, periodistas y jueces, candidatos a la presidencia y muchos otros personajes de la vida nacional.

Pablo Escobar con su esposa, Victoria Henao, y sus hijos Juan Pablo y Manuela

Entretanto, al frente del Cártel de Medellín, Pablo Escobar había llegado prácticamente a monopolizar el tráfico de droga colombiano, controlando buena parte de las rutas marítimas que unen el país sudamericano con Estados Unidos. Su auténtico imperio empresarial basado en la cocaína lo había convertido en uno de los hombres más ricos del mundo. La situación no mejoró bajo la presidencia de Virgilio Barco (1986-1990): seguía pesando la amenaza de extradición sobre Pablo Escobar y otros jefes mafiosos, que empezaron a ser llamados los extraditables y siguieron llenando de cadáveres el país, convirtiendo la acción criminal en un mecanismo de extorsión y presión contra el Estado.

El Cártel de Medellín sembró el pánico colocando coches bomba en las principales ciudades para obligar al gobierno a abolir la extradición de colombianos a Estados Unidos. Sus sicarios protagonizaron multitud de atentados y asesinatos, algunos de ellos masivos, que conmovieron a la opinión pública mundial. En 1989, en un atentado contra la sede del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), perdieron la vida alrededor de setenta personas. El director del incorruptible diario El Espectador, Guillermo Cano, fue asesinado en 1986. La misma suerte corrieron tres de los candidatos a los comicios presidenciales de 1990: el citado Luis Carlos Galán en 1989, y, un año después, Carlos Pizarro Leongómez, líder del M-19, y Bernardo Jaramillo Ossa, líder de la Unión Patriótica.

La Catedral

Finalmente, durante la presidencia de César Gaviria (1990-1994) se aprobó la Constitución de 1991, en la que quedaba prohibida la extradición de ciudadanos colombianos. La inclusión de esta norma, que molestó a los Estados Unidos, suponía una garantía de máximo nivel jurídico, y dio pie para que Pablo Escobar y otros miembros del Cártel de Medellín, como Jorge Luis Ochoa y sus hermanos, decidieran entregarse a la justicia colombiana.

En unas negociaciones previas, sin embargo, se habían acordado condiciones bastante favorables para Escobar: no ingresaría en una cárcel corriente junto a otros delincuentes, sino en una nueva que el propio Escobar construyó con su dinero en unos terrenos de su propiedad cerca de la ciudad de Envigado. Bautizada como La Catedral, esta "cárcel" dotada de todos los lujos imaginables no albergaba más reos que el propio Escobar y sus lugartenientes y colaboradores. Desde allí siguió manejando su lucrativa organización, bajo la protección de sus guardaespaldas en el interior y de los cuerpos de seguridad colombianos en el exterior.

Este escándalo generó una airada reacción en los Estados Unidos, y corrió el rumor de que comandos estadounidenses asaltarían La Catedral y se llevarían al capo. Aduciendo que la falta de seguridad y el influjo de los intereses norteamericanos ponía en peligro su vida, y que las garantías que le había ofrecido el gobierno eran insuficientes, Pablo Escobar decidió, después de trece meses de reclusión, abandonar la prisión, cosa que hizo sin demasiadas dificultades el 22 de julio de 1992. Volvió a la clandestinidad y la ola de secuestros, terrorismo y acciones extremistas se agudizó.

Pero esta nueva etapa también afectó a la familia del jefe del narcotráfico, ya que fue objeto de las acciones violentas del autodenominado grupo de Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), que iniciaron una campaña de ataques contra las propiedades, familiares, abogados y asociados del delincuente. En esta oleada de atentados cayeron varios de sus hombres de confianza y la familia Escobar inició una diáspora en la que se intentó encontrar una nación que quisiera recibirles como refugiados políticos.

El gobierno de César Gaviria, mientras tanto, ofrecía jugosas recompensas por cualquier dato acerca de su paradero. Durante más de un año logró eludir su captura, hasta que finalmente el 2 de diciembre de 1993, cuando acababa de cumplir 44 años, fue abatido a tiros por quince policías del Bloque de Búsqueda (grupo especialmente constituido para su captura) en el tejado de su casa del barrio de América, en Medellín, tras ser localizado al hacer unas llamadas a su familia. Estaba casado con María Victoria Henao, que le había dado dos hijos: Juan Pablo y Manuela.

Fotograma de la serie Escobar, el patrón del mal (2009-2012)

Se cerraba así uno de los episodios más significativos de la historia colombiana de la segunda mitad del siglo XX. La caída de Pablo Escobar conllevó el desmantelamiento de toda su organización, pero fue aprovechada por el Cártel de Cali (más moderno, discreto e influyente en círculos políticos y financieros del país) para hacerse con el control del narcotráfico en Colombia. La infiltración en la política continuó: en los comicios presidenciales de junio de 1994, los dos candidatos, Ernesto Samper y Andrés Pastrana, fueron acusados de haber recibido financiación del Cártel de Cali. Resultó elegido Ernesto Samper (1994-1998), quien, con ayuda estadounidense, dio un golpe definitivo al Cártel de Cali al lograr detener en 1995 a su máximo dirigente, Gilberto Rodríguez Orejuela.

Tal golpe no supuso, por supuesto, el fin del narcotráfico en Colombia, pero sí el de la época de los grandes cárteles: a partir de entonces, ninguna gran organización llegó a copar la mayor parte del mercado ni a desafiar abiertamente a las autoridades hasta el punto de desestabilizar el país. El negocio, según los expertos, se atomizó y especializó, y sus líderes de más peso, cuando los hubo, fueron menos poderosos y permanecieron en un discreto segundo plano. Este cambio contribuyó a convertir a Pablo Escobar en el singular emblema de un momento histórico único, y, junto a la natural fascinación humana por la libérrima épica del mal, explica la atracción que sigue despertando su figura, que ha sido desde entonces objeto de libros, documentales, películas y series de televisión.

Fotografia de la muerte de Pablo Escobar

El enemigo mas cercano de Pablo Escobar, Steve Murphy

Stephen Murphy nació en Tennessee en 1957. A una edad muy temprana, se mudó con su familia a Princeton, Virginia Occidental, donde sus padres, Marvin y Betty Murphy, regentaban una tienda de alfombras. Se graduó en el instituto de Princeton en 1974 y en otoño de ese mismo año se matriculó en la Universidad de Virginia Occidental (WVU, por las siglas de West Virginia University en idioma inglés). Cursó un año en la WVU antes de trasladarse a la Universidad Estatal de Bluefield, en Bluefield, Virginia Occidental. Se graduó en 1981 con una diplomatura en justicia criminal y con un ojo puesto en una carrera policial.

Un joven policía

El inicio de Murphy en la policía le llegó como becario a los 19 años, en el departamento de policía de Bluefield. Desde allí, accedió al Departamento del Sheriff de Merced County, antes de aceptar un trabajo a jornada completa como patrullero en Norfolk, Virginia.

Muy pronto, Murphy se interesó en la investigación de narcóticos y finalmente se alistó en la academia de la Administración del Control de Drogas (DEA, por las siglas de Drug Enforcement Administration en idioma inglés). Después de graduarse en 1987, fue destinado a Miami, Florida, una ciudad con un intenso tráfico de drogas y elevado número de asesinatos.

Siguiendo a Pablo Escobar

Murphy trabajó en Miami durante 4 años, gran parte del tiempo de manera encubierta, antes de que la DEA lo trasladara a Bogota, Colombia. En ese momento, Colombia era conocida como el eje central mundial del tráfico de drogas, armas y un lugar muy peligroso para los agentes de la DEA, cuyas cabezas en algunos casos alcanzaban la cifra de $300.000

Al mando del monopolio del tráfico de drogas de Colombia estaba Pablo Escobar, cabeza de un poderoso grupo de narcotraficantes que la DEA denominó "el Cartel de Medellín". Rico -su fortuna se estimaba en un valor de $30 mil millones- , Escobar usó el terror para presionar a los políticos colombianos en contra de la extradición de narcotraficantes a Estados Unidos y a garantizar la amnistía a los barones de la droga que abandonasen el narcotráfico. Su campaña de terror se cobró la vida de políticos, funcionarios civiles, periodistas y ciudadanos civiles.

Haciendo equipo con su compañero de la DEA, el agente Javier Peña, Murphy recogió inteligencia sobre el terreno colombiano para facilitar la labor de la Policía Nacional de Colombia (CNP).

Cuando la riqueza de Escobar se convirtió en un motivo de debate público, los EEUU incrementaron la presión sobre Colombia para extraditarlo. En 1991 Escobar se rindió al gobierno pero la prisión en la que fue ingresado fue una de su propia construcción, completamente equipada con artículos de lujo.

En junio de 1992, Escobar se escapó de su prisión, comenzando una de las persecuciones más largas del mundo. Más de 600 CNP, así como Navy SEALS, peinaron el país para dar con él. Murphy y Peña también formaron parte de esta búsqueda.

La persecución llegó a su fin el 2 de diciembre de 1993, cuando la CNP abatió a Escobar en Medellín. Murphy estuvo presente en la captura final.

La persecución y muerte de Escobar pronto se convirtieron en motivo de leyenda

Agente Mutphy en la actualidad

Agente Murphy y Agente Peña

Informacion sacada de:

www.biografiasyvidas.com

es.wikipedia.org

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