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Ya sabemos qué tan hermoso es el amor, cómo se siente y cómo nos hace volar. No hay nada más bonito en este mundo que el estar enamorado... O eso me han dicho.
El caso es que tarde o temprano lo acompaña su primo-hermano, ese que le sucede cuando ya las cosas "no funcionan": el temido desamor.

No saben cuántas relaciones se han evitado en la historia por el sencillo (no tiene nada de sencillo) hecho de temerle al desamor. El ¿y si no sale bien?. ¿Y si me deja después?. ¿Y si se da cuenta de que estoy loca y no puede batallar con eso?. La última también pasa, sí.

No es fácil, de hecho es muy difícil. Literalmente se sufre un luto, se muere un nosotros, fallecen los planes, los sueños, ya nada vuelve a ser como antes. Leí un tweet hace dos días:

«cuando terminas una relación importante también pierdes una parte de ti que sólo existía cuando estaban juntos, quiero decir, en realidad estás perdiendo a dos personas»

Y es muy cierto. La ausencia del ser amado es palpable y cuesta sobrellevarla, pero la de uno mismo es insoportable.

El caso es, ¿qué hay detrás de estos sentimientos de culpa, desolación, abandono, inseguridad, y etcéteras de la parte no bonita de la vida que pueden llegar a atormentarnos? Pues, lo siguiente:

El primer responsable es el Hipotálamo, que se encarga de liberar a nuestro torrente sanguíneo un neurotransmisor llamado Feniletalimina. Ella es la que nos ocasiona esa sensación de euforia y bienestar.
Seguidamente, se secretan sustancias tales como:

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- Serotonina: Controla nuestro estado anímico. De ahí eso de estar siempre de buen humor cuando vemos a la persona que tanto nos gusta. ¿La sonrisa gigante en la cara que nunca se va? Bueno, ella es la culpable.

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-Dopamina: Aparentemente ella es la que triplica la atención sobre el ser amado. Nos ayuda a recordar detalles, sobretodo los más llamativos para nosotros. De ella depende la etapa del engaño. Esos primeros meses en que esa persona parece ser una deidad bajada desde el mismísimo cielo para complementarnos en esta vida tan compleja. Su secreción en el organismo persiste durante un aproximado de 6 meses a 2 años.

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-Noradrenalina: Es la que induce a un aumento de la presión sanguínea y por consiguiente, a ese palpitar acelerado en nuestro corazón que sentimos hasta en los oídos, que persiste cuando vemos a esa persona o incluso, nos llega un mensaje del susodicho o susodicha. Y ahí escuchas la voz de tu mamá: "ay vale como que está enamorao".

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Todo esto es el aspecto bioquímico, más las hormonas que aumentan el apego y el deseo: las sexuales como estrógenos y testosterona, y otras como la vasopresina, oxitocina y las muy conocidas endorfinas. Como ya comenté, ellas tienen, según indican los científicos, un lapso de 6 meses a 2 años de secreción en nuestro organismo. Se dice que de ahí vienen los 6 meses de la muerte en una relación, o los terribles dos (años). En tal caso, de ahí en adelante la duración de una relación se enfoca en lo principal, lo real, lo que no consta de una secreción química sino de algo más profundo: nuestra forma de ser. Lo que mantiene realmente estable a una relación y puede garantizar el éxito es, pampararaaaaam: La comunicación, el respeto, la confianza y la convivencia.

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De hecho, hay estudios que refieren que el mayor porcentaje de los divorcios en parejas que incluso se veían en el primer tramo de la felicidad, se deben a que no hubo una conformación de una convivencia, ni sana, ni insana. De aquí la realidad, a veces dolorosa: el amor no siempre es suficiente. Y aquí es, cuando el principio del desamor asoma su rostro más sombrío.

Cuando esto ocurre, se viene con ello la ruptura. Que jamás importará la duración de la relación, que tanto aprendimos, que tan sana era, qué edad teníamos... siempre será dolorosa. Uno de los procesos fisiológicos que pueden ocurrirnos, es algo que los expertos denominan: Síndrome del corazón roto, o en su nombre científico, miocardiopatía de Takotsubo.

Acá pueden leer un poco más sobre ella

En resumen, una condición que nos sobrecargue de estrés emocional, un susto muy grande, una pérdida o una ruptura puede ocasionar la falsa ilusión de un infarto al miocardio. Los síntomas son conocidos para quien ha sufrido un desamor (o un infarto): Dolor en el pecho, ansiedad, dificultad para respirar... de ahí la razón por la cual algunas rupturas son más dolorosas que otras, incluso físicamente. Mi profesora de Toxicología en una clase sobre analgésicos nos dijo una vez:

«El dolor físico tiene una duración respectiva dependiendo de dónde esté ubicado y a qué se deba. El proceso de sanación puede depender del tamaño de la herida, el sitio y qué tan profunda sea. Pero el dolor emocional no tiene medida. Su duración no tiene un límite propuesto. Aquí es donde solemos decir "tiempo al tiempo".»

Por desgracia, al aventurarnos al amor estamos invulnerables ante esta situación. Solo recuerda que todo pasa, en algún momento, como dice Kany Garcia en una de mis canciones predilectas para un despecho: "de amar nadie se libra aunque así quiera, tampoco de romperse el corazón".

Finalmente quiero dejarles esta imagen, no sé su origen, pero posee gran verdad: