Nací en un país, el cual entre los años 40-60s recibió de puertas abiertas a inmigrantes de todas partes del mundo; de China, del sur de Europa, Perú, Colombia, Ecuador y muchos otros países. En aquellos años mi país estaba en pleno auge económico, social y cultural; un país bendecido con un clima espectacular, un vegetación asombrosamente bella y con unos paisajes hermosos (como extraño todo aquello)

Lo cierto es que en mis 27años de vida en aquel paraíso descrito anteriormente, nunca vi un ataque contra un persona por su color de piel, religión, origen o acento; si es cierto que nosotros, los venezolanos tenemos un humor bastante particular y la tendencia es colocar adjetivos a las personas, ejemplos: toda aquella persona de piel morena pasa a llamarse negro , el propietario del establecimiento de alimentación de origen asiático es el chino y el dueño de la panadería es el portu (de portugués) y así con todos aquellos extranjeros, personas delgadas, gordas, de color de cabello amarillo; en fin. Ahora entiendo que quizás lo que para nosotros era normal, para aquel extranjero no lo era y no le hacia nada de gracia, pero hasta ahí, jamas con la intención de ofender ni humillar.

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La vida da muchas vuelta y ahora la inmigrante soy yo, yo soy la extranjera; Venezuela está pasando por una situación difícil, está en crisis generalizada, y hay quienes hemos tomamos la decisión de marcharnos a buscar un mejor futuro y aquí estoy, en España, específicamente en Barcelona; una ciudad bella, moderna, provoca vivirla a cada segundo, con mucha diversidad cultural y antagónicamente con mucho racismo y mucha discriminación.

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Y es a éste punto a donde quiero llegar, el racismo consciente o inconscientemente nos lleva a sentirnos superiores a otras personas, simplemente por existir diferencias de raza, aspecto físico, lengua materna, color de piel, religión, contextura, entre otras diferencias; creemos que somos normales y quien es distinto no lo es, sentimos desprecio y lo que es peor; el racismo es la raíz de un problema social muy grave; la discriminación

Y si pensamos así no estamos en lo correcto, te invito de corazón reflexionar a decir NO al racismo y a decir NO a la discriminación, tu que me estas leyendo te invito a pensar ¿qué podemos hacer para expulsar éstos antivalores de nuestras vidas.

La calve es empezar por nuestros niños, por enseñarles que todos somos iguales, no importa ser blanco o negro, gordo o flaco, asiático ó europeo, tampoco importa la religión o las preferencias sexuales; todos somos seres humanos con las mismas habilidades y merecemos tener las misma oportunidades y el mismo respeto. Sin duda podríamos tener un mundo mejor, sin odio y sin tanto resentimiento.

Pon tu granito de arena y ayuda a hacer de éste mundo, nuestro mundo, un lugar mejor.

Gracias por leerme.
Fotos y texto de mi autoría