Resiliencia
La vida del ser humano experimenta desde su temprana infancia hasta su edad adulta avanzada, diferentes tipos de situaciones adversas como la pérdida de un ser querido un accidente con consecuencia lastimosas, una enfermedad crónica, una separación entre otras. En este ámbito, la resiliencia es descrita como una capacidad para recuperarse y sobreponerse con éxito a la adversidad, surge un camino basado en las fortalezas, en la construcción de competencias internas, en el modelo de sobreponerse a las experiencias negativas, y fortalecerse en el proceso.
Hoy día, se hace necesario recurrir a estrategias que fomenten y prevengan la salud mental desde la infancia y uno de esas estrategias es la resiliencia. Algunos especialistas la han definido, como el conjunto de habilidades innatas para afrontar los diferentes problemas o situaciones adversas que se le presentan a una persona permitiéndole además de salir con éxito y con fortaleza de esas amenazas a su salud emocional. Sin embargo, son capacidades que se pueden desarrollar con una adecuada orientación desde la escuela principalmente con la ayuda de los docentes y contando con el apoyo del grupo familiar y del entorno social.
En este orden de ideas, en la edad escolar de los niños, niñas, adolescentes, es la escuela la que tiene la capacidad de influir positivamente en ellos, en sus familias y el entorno inmediato; el medio escolar, es la segunda fuente de seguridad después del hogar y a veces, el único lugar donde los niños se sienten a salvo. En tal sentido, en las instituciones educativas es un lugar adecuado para estimular la resiliencia, para brindar expectativas de superación permanente a sus estudiantes, brindarles lo necesario en casos de afrontar adversidades de cualquier tipo, fortalecerlos emocionalmente como una de las prioridades importantes en su formación integral.
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Es necesario señalar, la educación no puede centrarse solo en los aspectos cognitivos, es necesario reflexionar sobre la condición humana y las relaciones interpersonales, así como en la realidad íntima, social de cada niño, niña y adolescente en situaciones de desigualdad, falta de recursos, abandono, violencia, desinterés de la familia, desánimo, desidia y desmotivación de los docentes, entre otros factores. En tal sentido, los docentes se erigen como modelos para los educandos y pueden inculcarles habilidades para desarrollar resiliencia. Por esta razón, ellos también deben desarrollar esa capacidad de resiliencia, si quieren que sus estudiantes enfrenten los desafíos que se le presenten adoptando conductas y actitudes más resilientes, pero primero tienen que palparlas en sus guías es decir, en sus docentes.