Matilde|Relato Erótico

MATILDE

_PIXABAY

---

---

Mi figura reflejada en el espejo me seduce. Puedo contemplarme desnuda, como el génesis del mundo. La tez en mi rostro se sonroja cada vez que mis dedos descienden más allá de mi vientre, y se mueven entre mis piernas. Siento la erección de mis pezones rozados, tan duros como las nueces. El corazón late rápidamente dentro de mí mientras ahogo mis gemidos. Se siente tan bien. Me unjo conmigo misma, y revuelvo mi cabello rizado. Lanzó mi espalda contra el piso, y abro mis piernas para contemplar más a fondo el introducir de los dedos en mi interior tibió y húmedo. Pienso en ella, en Matilde, en su delgado cuerpo y rostro de ángel… en su cabello negro, largo como los orígenes del mundo.

Ahora mismo la imagino junto a mí, frotando su delgado cuerpo con el mío, mientras compartimos un bezo largo y con olor a flores silvestres. Oh, Sí Matilde. No sabes cuánto te deseo, aunque tú no lo notes y me trates como una simple amiga. Vislumbro tu rostro de embuste, que se sumerge entre mis senos y los aprieta dócilmente. Desciende más Matilde, sí, ahí. Tu lengua se siente fría… y absorbe el calor de mi centro de placer. Mi abdomen se contrae, y mi palma frota el iris de mi sexo con virtud. Tus ojos Matilde, son luces que resplandecen un regodeo de longitud infinita. Eres mentira, sí, pero puedo imaginarte, sopesar tu calor, tu energía, tu vida entregándose a mi ser.

Acerco mi cuerpo desnudo al espejo, y mi aliento humedece el cristal. Mis senos se oprimen contra sí mismos, son tan grandes que mi cuello se esfuerza llevar mi boca frente al vidrio. Hacemos contacto, mi reflejo y yo, compartiendo caricias metafísicas. Pero es mi mente la que te sitúa en el aquí y el ahora, Matilde; lo veo con claridad… no es mi reflejo, eres tú, mi amor, la que me abre las piernas y masajea mi sexto sentido con tu flor ardiente. Es exquisito, se siente como un choque eléctrico; mi piel se eriza, se vuelve acuosa. Sí Matilde, ámame como te amo yo a ti. Siénteme como yo te siento.

El elixir de la vida surge finalmente de mi interior, y me contagia con la amarga realidad. Solo soy yo, y mi reflejo… y no te tengo a ti, Matilde. Pero algún día, espero, estaremos juntas. Y ya no habrá espejos ni imaginaciones que te sustituyan, porque al fin compartiremos la experiencia ardiente del amor real.

_{Banner diseñado con: PHOTOSCAPE
Contenido Original de: @alinsonchangir}