Esperando ansiosa otro día por verte, noté a lo lejos tu celaje. La parsimonia al andar te delataba ¡Eras tú!, brillaron mis ojos y me saltó el alma en una sonrisa. Cada vez que la vida da estas vueltas, doy gracias de que estemos en ella.
Cada quien tiene sus motivos, el mío: Amar con esperanzas.