¿Tus hijos han hecho travesuras? Porque los míos si
Cuando esperaba el nacimiento de mi primer hijo varón, los nervios y alegrías se unían y mezclaban, produciéndome risas y lágrimas por el deseo de tener en mis brazos a mi albertico, mi primogénito.
La madre dentro de un pabellón, que sé yo, no se apuraba en parir a mi niño... y me preguntaba que pasaba? ¿Porqué se tardarán tanto en salir? Esperaba que como en las películas, saliera el doctor sonriente dándome palmadas y felicitándome por la llegada de un hermoso varón. "Igualito a usted" señor Alberto.
Había en la pared dos lamparas con bombillos azul y rojo que se prenderían indicando el sexo del bebe. Yo ansioso estaba seguro que sería el azul (varón) pero cual fue mi sorpresa... vi una luz roja brillando en el pasillo... ¡Hembra! ¡No puede ser! y si, fue....
Después de superar este TERREMOTO inicial , andaba con mi gordita para todos lados, ya que captó mi intenso amor de padre.
Luego vino el varón por fin, mi carajito inquieto, alberto (si, como yo), era hiperactivo según especialistas. Recuerdo un día que metió la cabeza en una reja de hierro donde vivíamos y no la podía sacar, ni con la ayuda de la madre. Traté de separar las barras con toda mi fuerza para liberarlo y nada; ¡Hasta que por fin! embarrandolo con mantequilla logramos sacarlo. No me dio un infarto quizás por mi juventud.
Cuando alberto llegó a ser adulto un día me llama y me dice: Papá, mi hijo-tu nieto- metió la cabeza en una reja y con varios amigos que nos visitaban intentamos desplazar los barrotes con las manos para liberarlo y tras embarrarlo con aceites y margarinas, lo logramos; estuve a punto de sufrir un infarto ¡JA! ¿No les parece gracioso la repetición de esta situación en tiempos diferentes?
Con los hijos y los nietos he tenido vivencias increíbles, como aprender a cambiar pañales (No desechables). Por primera vez preparé en una olla metálica con unos tres litros de agua y medio pote de polvo para teteros, prendí la cocina y fui a ver a la madre e hija en el cuarto, cuando regresé para llenar el tetero, un verdadero volcán blanco se desbordó sobre la cocina, paredes y piso ¡Tremendo desastre!
Creo que de lo que mas me han llenado mis hijos y nietos fue de amor, cariño, alegrías, por lo cual me considero el padre MAS FELIZ DEL MUNDO, y que con ello no los llene de envidia sino por el contrario quiero que reciban esos sentimientos.
Sé que cuando me vaya.... no moriré, sino que me volveré invisible como un ángel, para acompañarlos, apoyarlos y protegerlos siempre.