Joker (Parte 7): El discurso emparentado, Libertador Morales y La Hora Cero
Escrito por: Alan González
(IG: @eldr_genial)
(PARTE 1: https://steemit.com/spanish/@alangon/joker-parte-1-introduccion-el-fracaso-de-los-superheroes)
(PARTE 2: https://steemit.com/cervantes/@alangon/joker-parte-2-el-hombre-del-subsuelo)
(PARTE 3: https://steemit.com/spanish/@alangon/joker-parte-3-el-hombre-del-subsuelo-norteamericano)
(PARTE 4: https://steemit.com/spanish/@alangon/joker-parte-4-el-descenso-paralelo-a-la-claridad-y-la-locura)
(PARTE 5: https://steemit.com/spanish/@alangon/la-pregunta-moral-caligari-segismundo-y-zhivago)
(PARTE 6: https://steemit.com/spanish/@alangon/joker-parte-6-la-concepcion-problematica)
(Fuente: filmaffinity.com. Link: https://www.filmaffinity.com/ve/film520214.html)
El Joker de Phillips recuerda a otros cuya comparación es llamativa por las distancias geográficas y temporales. Venezuela, por ejemplo, tuvo dos películas que intentaron insertar la ideología oficial en el género de superhéroes, Libertador Morales (2009) y La Hora Cero (2010), durante el mandato de Hugo Chávez Frías. Comparten lugares comunes, personajes e ideas. Si diferimos en que estas películas no son parte del género porque sus protagonistas carecen de poderes especiales, entonces Joker quedaría fuera de la discusión. Por otra parte, si nos enfocamos en lo esencial, esta figura destacada que se erige como un ideal redentor contra la corrupción, aparecen los paralelismos.
Al igual que Arthur Fleck, Libertador Morales y la Parca de La Hora Cero viven en sociedades corruptas y negadoras. Morales es un héroe y la Parca un antihéroe. El primero es un motorizado justiciero que trae orden a una comunidad apelando al corazón bolivariano que hace de todo venezolano un héroe en potencia, el segundo es un sicario que se redime por la labor comunitaria de secuestrar una clínica privada y abrirla al servicio de los pobres durante un paro de salud.
La ciudad Gótica de Phillips bien podría ser la Cuarta República de La Hora Cero o los restos de esta que afecta a la sociedad bolivariana de Libertador Morales. Hay una corrupción que se manifiesta en cada ámbito de la vida, que se traduce en un creciente descontento social. Burgueses que manejan el aparato político y económico para oprimir a las clases bajas, policías defensores de intereses contrarios a los del pueblo, entes estatales que por carencia de insumos y motivación se sienten impedidos para trabajar, medios de comunicación que promueven una realidad paralela. Todos son personajes y situaciones que en mayor o menor medida están construidos de un modo más ideológico que verosímil.
(Fuente: La Hora Cero. Link:
Aparece una figura que mueve las fibras colectivas. Ella personifica un sentimiento compartido que pretende englobar el ser de todo ciudadano. Profetiza el despertar de un nuevo orden y una nueva verdad. Libertador Morales, la Parca, son líderes que se transforman en padres de sus respectivas comunidades. Se espera el mismo amparo del mundo amenazante, se deposita la misma fe en sus palabras. En el proceso la sociedad se disuelve en el héroe. Él es el nuevo modelo de la individualidad, rígido de acuerdo a los parámetros de su ideología, superior en tanto es personificación máxima del ideal, respaldado por las grandes figuras históricas, como Simón Bolívar en el caso de Libertador Morales, que lo conectan con la grandeza inherente del pasado al que de algún modo se espera traer de vuelta.
(Fuente: José E. Martínez. Link:
La afirmación emotiva es preferible a la pregunta polémica. Se trata de sentar una idea fija más que contar un relato con sus aristas incomodas. El héroe y el villano, son identificadores morales claros que resultan confortantes en tanto aprehensibles y otorgan posturas fáciles de seguir. Sin embargo, quizás a los protagonistas se les concedan más espacio para las complicaciones dramáticas. La simplificación discursiva es más evidente cuando se mira al apartado de los personajes secundarios. Estos son ramificaciones del conflicto y por lo general tienen un tratamiento mucho más superficial. Se definen por etiquetas, son o el pobre humilde o el pobre malandro, el policía bueno o el policía malo, el burgués corrupto o el burgués ingenuo.
La cosmovisión que plantean es simplista y dudosa. Los estereotipos se proponen como una realidad y bajo la superficie crean nuevos enemigos, nuevas censuras y nuevas morales. En el proceso pretenden visibilizar pero desaparecen a unos y otros. Es en la falta de ambigüedad y hondura de su concepción, ambas características propias del arte, en que se asemejan a la alegoría. Limitan las ideas tratadas a la superficie retórica. En los dos films venezolanos esto es mucho más patente, pero el Joker de Phillips se construye con los mismos elementos. Si bien es cierto que es mucho más sofisticado, en el fondo cuenta la misma historia, utiliza el mismo imaginario para mover las mismas emociones.
Los conflictos de estas películas, sobre todo las venezolanas, se quedan en la caricatura, se mueven en extremos de blancos y negros. Su crítica no es tan peligrosa como sus objetivos. Se trata de la lucha por el corazón de los pueblos. Están concebidas para orientar a un sector hacia una determinada línea de acción y pensamiento. Apelan al sentimentalismo y su punto de vista es condescendiente. Victimizan y compensan a los oprimidos, atientan contra el sentido crítico. No solo buscan un despertar sino una entrega, una conexión directa y sin contradicciones con un pensamiento unificado.
Este tipo de films por su contenido, enunciativo y carente de ambigüedad, parece tener como mero fin el convencer, el establecer una idea clara, con héroes y villanos con los cuales identificarse y atacar respectivamente. En retrospectiva, es llamativo ver las diversas respuestas que tuvo el Joker de Phillips en distintas partes del mundo. Si en Estados Unidos la polémica giró en torno a la glorificación del antisocial, en Latinoamérica fue tomada como bandera durante diversos estallidos sociales. Desde esta perspectiva podría aparecer de nuevo la pregunta por la incitación a la violencia y la agitación. Y si bien este tipo de películas en cierto modo buscan una reacción clara en el espectador, se trata de un modo muy viejo de entender el cine y sobre todo, la propaganda. A estas alturas ha quedado claro que el efecto de un film no es lineal ni predecible. Su impacto varía de acuerdo al individuo, su cultura, sociedad, clase e incluso, límites geográficos. Para una retrospectiva sobre estudios de comunicación de masas y propaganda, desde distintas perspectivas como la psicología conductista o el positivismo empirista, véase el artículo de María Fernanda Madriz, publicado en 2009, Comunication Mass Research: ¿Todos los Gatos son Pardos? Si bien, es evidente que un tipo de propaganda así parece ingenua para el 2019 globalizado y posmoderno, funcionó de maravilla para todo el aparataje publicitario de Joker.
Sin embargo, Todd Phillips acierta al convertir a su héroe en un payaso. Es el riesgo de seguir una política desde el sentimentalismo. Una emotividad expiatoria que ofrezca alguna clase de compensación sin reflexionar sobre los verdaderos problemas y el camino hacia un cambio tangible. Es la amenaza y perversión de cualquier religiosidad. Con la desintegración del yo frente al héroe, en pro de un amparo ciego, los abusos quedan latentes en el porvenir. Al menos es lo que pide este tipo de discurso, una nueva consciencia pero también el silencio impuesto a cambio de alguna reivindicación discursiva. La búsqueda de sentido permanece.
Madriz, María Fernanda (2009) Comunication Mass Research: ¿Todos los Gatos son Pardos? (PDF)
Charalambidis, Efterpi (2009). Libertador Morales, el justiciero. Fundación Villa del Cine. Amazonia Films. Venezuela.
Phillips, Todd (2019). Joker. Warner Brothers. EEUU.
Velasco, Diego (2010) La Hora Cero. Centro Nacional Autónomo de Cinematografía. Venezuela.
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