Discurso anónimo. Capitulo V - ‘’Somos insurgentes’’.
Discurso anónimo.
Y se preparo para decir lo que parecía un discurso o instrucciones...
Después de esta ultima frase el ambiente mejoro notablemente, todos celebramos con un grito ahogado aquel mensaje, podría decirse que de unión. Como si se tratase de alguna droga auditiva que nos lleno de animo y optimismo. Aunque esta palabras también me llenaron de dudas e inquietudes. ¿Nos controlaban desde hace siglos? ¿Milenios? Lo que me había estado contando el soldado de la GEAD-MADH minutos antes de llegar al refugio, contrastaba perfectamente con lo que decía este extraño personaje de cinta morada. Saque un cigarro, fumar era lo único que me relajaba en aquella situación.
Entre el incesante murmullo que se colaba en el sótano, me acerque a un soldado y le pregunte < hey! yyy ¿Quién es ese tipo? > volteo su rostro y en silencio me dijo < El es el mas alto mando de la GEAD-MADH, representa a nuestra nación. Es de los primeros combatientes en la resistencia del 2014 >. No supe que decir, simplemente asentí con mi cabeza y me quede callado. Pensaba en demasiadas cosas. El ruido de las explosiones en la superficie no cesaban.
Los soldados se levantaron y se acomodaron. Supuse que se preparaban para salir de nuevo. En una de las esquinas estaban reunidos los del alto mando con un radio a pilas por el cual supongo mantenían contacto con otro grupo ya que las palabras de uno de ellos fueron < Bien muchachos a dos kilómetros se encuentra un escuadrón atrincherado cerca de una cede > Le llamaban cedes a las fuertes edificaciones que habían hecho las bestias, donde se reunían para llevar a cabo las operaciones de control sobre nosotros. < ¡TODO EL QUE QUIERA VENIR ES BIEN RECIBIDO! ¡PREPÁRENSE SALIMOS EN DOS MINUTOS! >. Mi pulso se acelero. Camine con ellos al pasillo de salida.
Uno cargaba un bolso donde llevaba todo tipo de explosivos. Otro empezó a darle municiones y armas a los civiles que se levantaron para alistarse con el grupo. Solo se quedaría un grupo de diez soldados, que harían guardia en el lugar para proteger a los médicos, heridos y civiles que simplemente no podían guerrear por ciertas condiciones físicas. < Buscaremos a los demás y les traeremos aquí para pasar la noche y mañana veremos >. Era lo que decían todos en el grupo, todos lo repetían. Mientras me colocaba la mascara se me acerco un tirador y me dio un revolver. Me quede helado, jamas había disparado un arma. < Epa colega, seguimos con vida... >. No comprendí sino hasta que se quito la mascara, era el tirador que me había dado su casco en la batalla pasada. < ¿Como sigues de la herida? > le pregunte, y viendo al techo me señalo, le habían suturado aquel corte sobre la ceja derecha, parecía hecha por el roce de algún proyectil, que de milagro no le había volado el rostro. < Carga tu arma y alístate > me dijo en tono de orden... < Toma las balas de la mesa y vuelve rápido, mantente activo al salir, ya eres parte de la resistencia, llámame ''topo'' tu nombre ¿Cual es? >, un poco asombrado por lo que decía le fui a responder cuando < ¡SHHHHH! Tu nombre poco importa, aquí te apodamos, guarda tu nombre para el final de esta mierda >.
Nos pusimos en posición, ajuste mi casco, sujete mi bolso. Mi mano derecha sentía el peso del arma. Recuerdo como de pequeño fantaseaba con la idea de poner una bala en el medio de los ojos de cada maldita bestia. < ¡Saliendo! >. En grupos de quince subían a la superficie para ir tomando con cierta estrategia las calles. Un grupo de poco mas de cien guerreros que alguna vez soñaron una vida distinta. Respiraba profundo. En fila india nos acercábamos a la salida, todos con una mano en el hombro del otro. Atravesamos el pasillo marchando. Subimos las escaleras implorando volver. El frío que hacia afuera y olor a humedad me dio escalofríos. Por lo menos para nuestro alivio la lluvia disipaba el efecto del gas.
La luna seria nuestro faro guía... Salí a la superficie...