Rompiendo la gravedad, un paso a la vez | Literatura

in #spanish7 years ago

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Fuente: Pixabay

Una de esas noches largas, tediosas y aburridas, Theresè, o como le decían sus amigos, Tere, veía al techo con suspicacia. Tantas eran las veces que se encontraba así, sin ningún balance o cosa que hacer más que sentirse ahogada en la cotidianidad. Para ella el techo era el amparo, el manto de nada que cubría como un sello sus sueños, dándole limitaciones a sus expectativas.

Poniendo sus zapatos en la pared, pensó en algo curioso. ¿Quién le decía que el techo siempre debía estar arriba? Para Tere era natural cuestionar todo, pero por alguna razón nunca pensó en cuestionar la realidad de los techos. No había leído en ningún libro que el techo siempre debía estar arriba, ni mucho menos que estaba amarrada a algo para no desafiar esta verdad a medias. Por eso la misión de hoy era romper la gravedad, dando un paso a la vez hacia el techo.

Lo pensó por unos instantes. Sus zapatos estaban algo sucios, iba a manchar la pared. Pero una parte de ella sonreía con la idea, era tan ajeno a su actitud eso de dejar huellas en las paredes. Theresè era el epítome de la limpieza y pulcritud. Encerrada en aquel cuarto, viendo al techo todas las noches, era normal empezar a cuestionar cosas, en especial rodeada de un aroma estéril a nada. Con una risa nerviosa, dio sus primeros pasos, comprobando la solidez de su teoría. Se despegaba del suelo con facilidad, y la pared la mantenía recta y encaminada hacia su meta.

Con cada paso que daba, Tere vio algo increíble pasar a su alrededor. Las cosas empezaban a ladearse ante sus ojos, congeladas en su puesto de una realidad que no se atrevían a desafiar. Tomó de un estante un libro, y lo colocó en la pared. Con ella, el libro cambió y quedó en su puesto, pegado a aquella pared que ahora por arte de un reto, desafiaba la física conocida.

Un júbilo la llenaba mientras caminaba por la pared camino al techo. Cerca, cada vez mas cerca de pisar su límite. Llegó a pisar el techo luego de una pequeña resistencia. La gravedad no estaba muy feliz de ser descubierta en su mentira, e intentaba halarla hacia el piso conocido de toda la vida, donde tenía cierto poder y estatus. Pero Tere, terca como ella sola, se rehusaba a hacerle caso a sus amenazas. ¡Estaba de cabeza y no le estaba pasando nada malo! Caminó por el techo un rato, tocaba su lámpara de gotas y se reía viendo el libro pegado a la pared.

El libro tenía una nueva realidad, como ella. Tendría que bajarlo, si, pero estaba muy entretenida por el momento. Vio por encima de los estantes, y jugó a saltar entre las vigas del techo de madera. Sonreía con cada juego, y sus risas de júbilo llenaban la habitación de burbujas de alegría. Se llenó el cuarto de ecos de su risa, al romper cada burbuja. Tere estaba tan emocionada, que olvidó por un instante que debía bajar. Y cuando lo recordó, se sintió pesada. Se puso encima de la cama y se acostó en el techo. Luego de unos instantes, se dejó caer sobre la colcha. Contenta con su descubrimiento, estaba lista para dormir.

Pero mientras llegaba el sueño, la intrépida Tere contemplaba su logro viendo al techo. Al llevar a cabo ese pequeño reto, comprendió muchas cosas. La primera era que sin duda, la gravedad era una idea desafiable, y que si esta ley universal podía ser rota, habían pocas cosas imposibles. La segunda es que ahora podría pasar por encima de obstáculos con facilidad, y que se habían acabado las largas esperas para moverse a través de las multitudes. ¡Solo caminaría por el techo o las paredes! Se quitó los zapatos y cansada pero feliz, cedió ante la voz seductora de Morfeo, directo al reino de los sueños.

Al día siguiente, Theresè salió de su casa por la puerta grande, caminando por el techo hacia el portal. Pero que sabía ella que al romper la gravedad, no estaba atada a nada y apenas piso el vacío de la calle, sus pasos subieron al infinito, llevándola a un plano desconocido frente a la mirada atónita de un vecino chismoso. La niña sin límites, finalmente llevaba sus sueños a las alturas.


¿Caminarías por el techo?

Como Theresè, atrévete a desafiar tus límites, son lo unico que se encuentra entre tus sueños y tu. Así que no temas intentarlo, porque lo que puedes lograr es un éxito rotundo. E incluso si fallas, ganas, porque adquieres experiencia. Desafía lo conocido, y atrévete a encontrar tu propia realidad.

-A.

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