Mi experiencia volando parapente

Empezamos subiendo a una zona llamada Parque Caiza, íbamos mis hermanas, mi mamá, dos amigos y yo, con la adrenalina y los nervios a millón, recuerdo que hacía frío, pero había sol, el contraste es para llamarlo, un día perfecto.
Llegamos a la cima, y el suelo parecía la parte delantera de un barco, en forma de V, donde el piso se acababa y solo quedaba un acantilado. El primero en salir no era de nuestro grupo, pero desde uno de los bordes del “barco” veíamos como el aire los movía a su placer, como se disfrutaban el paseo.

Luego el segundo, el tercero, el cuarto y por fin me toca a mí…

Nerviosa sentada en el piso comienzo a colocarme la silla que es una especie de bolso, pero con su respectivo posa pie, detrás de mi ira el instructor y el piloto del parapente, que comienza a darme instrucciones que realmente ignoro porque estoy concentrada en las fotos, la cámara, el paisaje, en todo.

Nos colocamos en posición, detrás de una línea amarilla en el “barco”, y recuerdo decirle a mi instructor – no quiero que esto nos levante del suelo, quiero que se nos acabe el suelo-, a lo que el respondió con un "ok" y una enorme sonrisa.

Nos levantamos del piso, me doy cuenta que todo lo que me colocan pesa a horrores, detrás de nosotros el parapente comienza a armarse, agarrar forma , a expandirse, mi instructor me dice que corra muy duro, como si me persiguieran , lo intento , pero no puedo, pesa mucho , el aire traiciona hacia atrás , lo que hago es reírme e intentar correr, pero es inútil sigo en el mismo lugar, luego algo se activa y si puedo correr, muy lento pero corro, el borde del barco lo veo mas cerca , al igual que el acantilado , no dejo de ver mis pies , se acerca aun mas , de repente dejo de pisar solo veo el acantilado , sigo corriendo pero en el aire ,y en segundos …estoy volando.

Escucho el aire en mis oídos, una brisa muy fría y todo el inmenso de las montañas a mis pies , jugamos con los ascensores de aire , que son corrientes circulares de aire que te hacen ascender aun mas y luego una especie de caída libre para estabilizar , conseguimos unos edificios y desde lo alto saludamos a los que se asoman a ver el parapente , seguimos entre montañas , las corrientes de aire aparecen y desaparecen, haciendo especie de mute al paisaje para luego devolverle todos los sonidos que un bosque pueda aportar .

Duramos 45 minutos en el aire, y aunque no quería bajar, los ascensores me marearon y así fue que lograron bajarme, el aterrizaje es difícil, sientes que caerás de rodillas, pero solo debes correr igual que al despegar. conseguí a mi hermana y a mis amigos felices del viaje, ya tenían bastante rato ahí esperándome, al parecer fui yo la que duré más tiempo volando…

Y decían que los humanos no volamos.

Vida, amor y rela

Shakira Castro

Fotos de mi autoria