Queda un deseo profundo
¿Por qué no te despediste si estaba claro que ese día ibas a morir?
De pronto porque tenías cortado el servicio de teléfono, quizá porque era un día de tormenta, o debido a que viniste y nunca me encontraste, o porque los viernes nunca salías, o porque te fuiste para siempre, dos horas antes de lo previsto, o porque te pusiste a leer a Joyce y luego te enredaste en un monólogo interior, como siempre te sucedía, o porque las ocho de la noche, sin luciérnagas, te producían fiebre alta, o porque sí, o porque no, o porque esto y aquello, o porque hay que morir sin restregarle la propia muerte al amigo, o porque es necesario ser original, o porque…
Queda un deseo profundo de…