Letras que salvan vidas - Escribir para sanar el alma
Si se me pide que sea honesta, soy un mar de emociones, una vez le dije a una amiga en medio de unos tragos, que si la vida no me hubiese enseñado a llorar, hoy tendría el alma presa.
Pues, gracias al agotamiento del llanto, y la valentía de ir a terapia luego de una relación que me dejó por el suelo, aprendí una forma deliciosa de liberar el alma, aunque igual mis lentes también se empañan en el proceso: Escribir.
Escribir se ha convertido para mí en una clase de ritual, fue lo que me trajo aquí en primer lugar. Tal vez muchos vienen por acá porque en esta red se puede hacer algo de dinero, yo he venido porque siento que tengo algo que contar y mucho que leer, porque estás simples letras pueden hacernos compañía.
Porque un par de líneas pueden darle sentido a todo. Créeme, al igual que tú a veces no tengo el valor para decir las cosas, para pedir ayuda, para dejar ir lo que me ahoga. Por eso escribo.
Comprensión.
Al tomar nota de lo que pensamos, lo que sentimos, identificamos mejor nuestras emociones, la raíz de un conflicto, lo que verdaderamente anhelamos. Entre letras podemos dejar la herida expuesta, sin herirnos a nosotros mismos ni lastimar a terceros. Puede ser un ejercicio totalmente privado. O puedes realmente establecer un diálogo con quien lo necesitas.
“El psicólogo estadounidense James Pennebaker, profesor de la Universidad de Texas, ha realizado un profundo y exhaustivo estudio acerca de la escritura terapéutica. Según él, este sencillo ejercicio es una llave perfecta para abrir ese complejo mundo interior del que todos disponemos” – La Mente es Maravillosa.
Acción.
Vivo en un país donde escribir es un exorcismo a mis temores diarios, escribir es aferrarme a la vida, a mis opiniones, a lo imaginario. En mi país, Venezuela, hay gente que está en la cárcel sólo por lo que escribió. Por decir lo que otros no se atreven a decir, por anotar en negrita y en mayúscula las injusticias.
En este país, al escribir podemos salvar la vida de una persona que lo necesita en medio de la crisis humanitaria. Podemos pedir ayuda, podemos brindarla. Al escribir puedo denunciar, puedo darle la vuelta al mundo y decir: No se olviden de nosotros. Seguimos aquí tratando de recuperar la libertad.
Escribir puede ser una misión, cada día más difícil de lograr. Pero para quien se siente encerrado, no hay nada más poderoso y liberador que tener un pedazo de papel y lápiz a la mano.
El libro “Preso, pero Libre”, que resume las notas del preso político Leopoldo López durante sus días en la cárcel de Ramo Verde es un ejemplo. Escribir (a escondidas, en pequeños rollitos de papel, escondidos en goma de mascar) se convirtió en una forma de resiliencia, de resistencia, de diario y protesta desde su celda.
Al escribir podemos darle forma a cualquier idea, proyecto que paso a paso nos guie hasta la meta. Nos lleva de un simple sueño, a algo más palpable, para que sea efectivo, ponte fechas.
Sanación.
De acuerdo con los estudios de Rosana Pereira, del Colegio de psicólogos de Madrid, escribir es “un procedimiento paso a paso que favorece el orden de las ideas y ayuda a tomar consciencia de lo que se está pensando en ese momento”. Todo se centra en la introspección.
Las personas que escriben retoman la sensación de control, de poder sobre las emociones y cómo se desea exteriorizarlas. Con pequeñas notas nos hacemos más conscientes de quiénes y cómo somos, nos eleva a la evolución.
Médicos han comentado que los pacientes con cáncer que se desahogan en un diario, han experimentado mejor respuesta durante sus tratamientos y mejor tiempo de recuperación y sanación.
Escribir refuerza no solo nuestra autoestima, sino también nuestro sistema inmunológico, al aportar felicidad y tranquilidad, dejando a un lado el estrés y la ansiedad.
Hoy ha sido un día muy duro, en mi ciudad ahora sólo tenemos pocas horas de conexión a internet y electricidad, pero pensar por un momento que tú me lees, me ha dado una razón más para no callar.