EL ALCOHOL: LA DELGADA LINEA ENTRE LA SALUD Y EL RIESGO.
Son muchas las razones que pueden incitarte a tomar un “trago social”, y “sentirte, reducir tu estrés y relajarte”. Nuestra cultura nos invade de mensajes publicitarios con personas que disfrutan la vida… y del alcohol. Por eso se hace cada vez más difícil rechazarlo, pero para quienes han decidido mejorar su salud y calidad de vida ¿vale la pena consumirlo?
El alcohol se obtiene por medio de la fermentación de cereales, frutas o vegetales. Durante este proceso se modifica el azúcar de los alimentos y es transformada en alcohol. Aunque es un producto natural, cuando entra en el corriente sanguíneo, altera nuestro sistema nervioso y actúa como un depresivo. Esto significa que hace más lento el funcionamiento del sistema nervioso central. También pone en riesgo tu peso, un gramo de alcohol contiene 7 kilocalorías, pero además ciertas bebidas alcohólicas o combinaciones contienen muchos azucares, que aportan 4 kilocalorías por gramos de azúcar. Por ejemplo, un vaso de vino puede aportar más de 100 kilocalorías, pero las bebidas que tienen más contenido de alcohol, tienen más calorías, como el whisky con aproximadamente 250 kilocalorías en una medida.
¿Cuánto es suficiente?, aquí la moderación significa beber, no intoxicarse o embriagarse, y que no consumas más de 1 trago al día si eres mujer, y no más de 2 si eres hombre. Así que las mejores opciones serias las siguientes: Vino (100 calorías en promedio por copa), cerveza ligera (100 calorías) y champaña (90 calorías). Beber o no alcohol es una decisión personal que, más tarde o temprano, todos debemos tomas.