¿Quién tiene razón?
Cada vez que dos posturas de pensamiento opuestas contienden y los esbirros que las defienden nunca llegan a pacifico acuerdo, es de esencial compresión y una atinada intuición saber que algo algo de cierto se contiene en ambas ideas. Si el hombre es bueno por naturaleza como dice Rousseau o es perverso como dice Maquiavelo, son afirmaciones que por sí solas están erradas, pero que compuestas nos pueden decir algo útil sobre nosotros mismos
La respuesta correcta que nos ataña es entonces aquella que extrae lo mejor de cada una y desecha de ellas lo que no sirve.
Para argumentar esta posición cambiaré los términos bueno y malo por un único concepto mas preciso para la descripción del hombre: el de imperfección. El hombre es imperfecto porque aquello que lo diferencia de sus vecinos animales, eso que David Hume llamó "una leve agitación del cerebro", la razón, es también limitada y por lo tanto imperfecta. Al lector solo le bastará con recordar una sola vez donde su mente le haya jugado una mala pasada. Ahora bien, no podemos atribuir bondad ni maldad a los actos de la naturaleza; ellos son lo que son sin capacidad de distinción entre lo que son, lo que no son, lo que fueron y lo que podrían ser. Es la luz de la razón humana la que parece poder distinguir entre estas cosas; así los actos buenos o malos estarían sujetos a consecuencias que la razón interpretará como mejores o peores. He aquí la cuestión: ¿cómo podemos saber que es bueno o malo si el instrumento que usamos para determinarlo es limitado y por tanto, imperfecto?
Recuerdo una historia sobre dos hermanos que leí en un libro de Tony Robbins. Cuenta que, tras haber vivido su infancia a la merced de un padre irresponsable y dado a la bebida, uno de los hermanos decidió usar esta experiencia para tomar un camino distinto: estudio, formó una empresa de éxito y tuvo dos hijos con la mujer con quien felizmente se casó. El otro, sin embargo, optó por continuar el camino que su padre transitó e hizo de la calle su hogar, el robo su trabajo y el vino su compañía. Un hombre, interesado por la paradójica vida de ambos hermanos, les preguntó a ambos cómo fue que tomaron tal decisión, a lo que ellos respondieron de la misma manera: "con un padre así ¿qué otra opción me quedaba?"
Nuestra razón se alimenta de la experiencia sensible, de los sentidos, que son a su vez subjetivos a cada persona individual. No seria posible determinar entonces quien será bueno o malo en el futuro solo teniendo en cuenta el contexto que se le propicie. Todos somos imperfectos y por lo tanto perfectamente capaces tanto como de los buenos actos como de las peores atrocidades. Todo dependerá de como se mezclen las experiencias con la razón.
Rousseau afirma que en una sociedad perfecta todos los hombres serian buenas personas, pero ¿Que harían estos hombres ante catástrofes naturales tales como las enfermedades, la muerte, las hambrunas, los terremotos, las erupciones volcánicas, las inundaciones, las plagas, las sequías, etc.? ¿Podría Rosseau asegurar que ese hombre que vivió de forma integra y buena, que nunca hizo ningún mal a nadie y que siempre propició el bien cada vez que pudo, podrá mantenerse en su postura cuando la muerte, el dolor y la tristeza producto de eventos ajenos a la sociedad azoten su vida?¿Cómo manejarán el sinsentido de la existencia y el sufrimiento?¿Llegarán todos estos a pensar que un Dios supremo está poniendo a prueba su fe y que luego de haber pasado por los infortunios podrán descansar felices en el paraíso? ¿Entenderán los hombres las razones de Dios? ¿Sería Rousseau capaz de afirmar aun con plena arrogancia que ese hombre no guardaría ningún tipo de rencor contra el mundo que lo castiga injustamente?
Maquieavelo, por su parte, no llega a una respuesta mejor. Mas vale estar precavidos y tener en cuenta que todos somos capaces de la maldad, es verdad. Pero ¿cómo haremos que aquellos hombres que precisaron obrar bien no sean expuestos por mucho tiempo a la malevolencia de una sociedad?¿No seria mejor ponerlos en un entorno que los fortalezca en vez de uno donde puedan volverse corruptos? Y si todos somos perversos por naturaleza, ¿como confiar y construir lazos con las demás personas?¿Acaso cada hijo deberá tener en mente que su propia madre, quien lo trajo al mundo, es una persona vil y perversa de quien nunca deberá esperar nada? ¿Como sabrá un hombre cuando precisará obrar bien y colaborar con otros? y cuando éste ya se haya beneficiado lo suficiente de sus hermanos ¿qué nos asegura que luego no les clavará un puñal por la espalda? si, todos somos perversos por naturaleza, siempre es mejor dar la primera puñalada y no esperar. ¿Que sucederá con aquellas mentes prodigiosas que por estar en en el lugar y momento equivocado, vuelquen toda su capacidad en un despiadado acto de venganza contra la humanidad?
Es aquí que, luego de analizar las posturas de Maquiavelo y Rousseau, digo que el hombre no es ni malo ni bueno por naturaleza. Su naturaleza es de una mente imperfecta y una razón limitada. Por lo tanto, el camino que debe recorrer una sociedad no es uno donde se brinde una ingenua confianza al ideal del hombre bueno ni otro donde el cinismo y la desconfianza sean las leyes naturales que la gobiernen. Si la razón es imperfecta, el camino que cada hombre busque en una sociedad debe ser el de la perfección constante. Deberemos estar siempre despiertos para que la malevolencia no nos encuentre desprevenidos y deberemos confiar en los otros, no porque seamos ingenuos, sino porque debemos ser valientes. Creo que el hombre es capaz de mejorarse a sí mismo y ser bueno a pesar de las peores circunstancias, nuestra sociedad tiene experiencia de ello. También creo que si un solo hombre puede mostrarle a otros hombres los frutos de afinar los sentidos y la mente, estos también comenzaran la senda de la perfección en sí mismos. La sociedad no es más el cumulo de individuos, si uno puede cambiar, los demás también pueden, y si en su mayoría todos cambian, la sociedad y sus reglas también cambiaran.