No hace falta describir lo que la sociedad ve como ¨hermoso¨ y como ¨perfecto¨ en cuanto al físico de una mujer se refiere: Cabello largo y sedoso, piernas largas y esbeltas, senos y trasero voluminoso, abdomen plano y cintura diminuta, sonrisa brillante con dientes perfectamente en su lugar, impecablemente maquillada, y pare de contar…

Para entrar en contexto, me describiré un poco físicamente: Cabello negro ondulado, ojos marrones pequeños, sonrisa curiosa (que a pesar de haber utilizado ortodoncia, mis dientes tienen vida propia y se movieron como quisieron), contextura delgada (más de lo que me gustaría), baja estatura (aprox. 1.58), bastante ¨femenina¨ (punto importante para el rol que cumplí de juzgadora) y cero fitness o atlética (la única parte de mi cuerpo que ha tocado balones, ha sido mi cara, lamentablemente).

Desde muy pequeña aprendí lo que ¨es de niñas¨ y lo que ¨es de niños¨. Lo que ¨nos hace bonitas¨ y lo que ¨nos hace ver feas¨, entre otras cosas. Ese conocimiento vino a mí por lo que veía que era socialmente aceptado, descartando irrefutablemente aquello que no encajara.

Me gustaba maquillarme, jugar con muñecas, y admiraba a las mujeres femeninas y arregladas que veía en la calle (quería ser así ¨cuando creciera¨).
Vino mi pubertad y las partes que debieron crecer aún no lo han hecho , y ya perdí la fe de que crezcan, sinceramente (tengo 20 años. Claramente no hay esperanzas). Siempre me gustó leer, dibujar, aprender, indagar, pero parece que no es tan importante si no tienes un gran trasero.

Estoy en la universidad y como mencioné, siempre fui muy femenina (tal vez por la sociedad, tal vez por gusto propio. No lo sé), y veía que muchas de mis compañeras iban ¨desarregladas¨ a clases. Sin maquillaje, con el cabello revuelto, sin darle mucha importancia a la ropa, etc. No entendía por qué no ¨se cuidaban¨ un poco más. Pensaba que era absurdo el hecho de no tomarse 10 min de su tiempo para ¨adornar la portada¨.

Nunca lo critiqué en voz alta (gracias a la vida no soy indiscreta), pero si lo criticaba internamente.

A pesar, de lo femenina y arreglada que considero ser, he estado llena de inseguridades (por todo lo que físicamente se considera hermoso y ¨no poseo¨).

Siempre he recibido comentarios como ¨metete en un gimnasio¨, ¨come más para que engordes¨, ¨usa tacones¨ y bla bla bla. Pero hubo un comentario especial (el que mencioné al principio) que me hizo sentir bastante mal cuando lo escuché, pero después simplemente lo ignoré por lo absurdo que fue.

Estaba conversando con unos amigos (todos hombres) y comento mi afición por la filosofía y un libro que leí. Uno de ellos (muy culto, por cierto. O eso creía) se sorprendió y me dijo ¨wow Lucía, no sabía que te gustaba la filosofía. Ahora solo falta que te operes los senos para ser perfecta¨.

Al momento me reí, aunque claramente no me hizo gracia, y le pregunté si por eso era menos que las demás (un poco ofendida). Con un poco de vergüenza me respondió que no, que ¨era jugando¨ (Creo que pensó en voz alta el pobre y al ver mi cara de disgusto le tocó retractarse).

Pero el hecho me llevó a pensar que no importa cuan interesante, culta, divertida, carismática, aventurera o amorosa sea una persona (en este caso una mujer) si no tienes un buen par de senos o todo lo demás que ya comentamos.

Muchos hombres opinan que nosotras las mujeres tenemos complejos porque nos criticamos entre nosotras mismas. Pero la realidad es que tanto hombres como mujeres caemos en ese mal.

Nosotras por querer ser ¨perfectas¨ cómo modelos de revistas y ¨eliminar a la competencia¨ (aquellas que al igual que nosotras no cumplen con los estándares), y los hombres por querer una pareja así de hermosa (claramente no son todos. Sé que hay excepciones).

No me malinterpreten, la apariencia es muy importante pero no tiene nada que ver con el aspecto físico. Una sonrisa con dientes chuecos puede ser igual de brillante que una sonrisa con trabajo de ortodoncia. Una cabellera corta puede ser igual de sedosa que una larga. El color de unos ojos no tiene que ver con la esencia de la mirada…

No está mal querer cumplir con los estándares de belleza, pero tampoco está mal no querer hacerlo.

Si aprendemos a ver la belleza dentro de cada diferencia (en la cual para mí, está la esencia de cada persona) habremos encontrado la luz al final del túnel.

La belleza física se desgasta con el tiempo; la del alma perdura incluso luego de la muerte.

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Los invito a que participen, fue bastante entretenido escribirlo.

Un abrazo!