Les brindo un saludo muy cordial, bajo la bendición de Dios. No soy una persona que carga siempre un libro debajo del brazo para leer, como he visto en algunas personas; pero cuando me recomiendan uno y me resulta interesante lo leo. Me gusta leer libros de autoayuda, que tengan que ver con la vida familiar, también libros biográficos o que narran la historia de un personaje, familia o lugares. Pero el principal libro que leo cada día al levantarme es la palabra de Dios La Biblia, confieso que es mi libro favorito, ya que es en el donde consigo la paz, el consuelo y la sabiduría para enfrentar el vivir de cada día.

Cuando nació mi hija quise inculcarle el amor a la lectura, entonces comencé a leerle de noche antes de dormir algún libro de historias o cuentos, somos cristianos, y le compramos una Biblia en caricaturas le encantaba leerla antes de acostarse. Cuando tenía como 8 años una amiga me prestó un libro llamado “Mil Caerán”, primero pensé que sería un libro muy fuerte y pesado para ella (por ser una historia que ocurrió en la época nazi) pero no fue así, era tan interesante la historia que ella me pedía que leyéramos más (dividimos los capítulos para no hacer la lectura tan larga).

Este libro narra la historia de una familia alemana cristiana que decidieron ejercer su fe en medio de la segunda guerra mundial. Es narrada por una de sus protagonistas, Susi Hasel la hija menor de la familia. El padre de la familia Fran Hasel, fue reclutado y consignado a la compañía de los Zarpadores 699, estas tropas eran destinadas a construir puentes en las líneas del frente. Sus convicciones cristianas no lo ayudaron mucho a ganarse la confianza de sus superiores; llegaron a llamarlo “el come zanahorias” y “lector de la Biblia”, finalmente logro con la ayuda de Dios a ganarse el respeto de sus compañeros y de sus superiores, quienes llegaron a darle alto grado de responsabilidades dentro de la unidad. Nunca hizo uso de su armamento, de hecho se deshizo de ella, fue enviado a Rusia con su compañía, fueron 1.200 hombres y regresaron solo siete, entre ellos Fran.

Por otro lado, su familia también enfrentó muchas situaciones de peligro y en donde sería puesta a prueba su fe cristiana. Helen (madre de la familia) y sus cuatros hijos enfrentaron la persecución de los nazi, le estaban exigiendo a Helen que se uniera al partido del gobierno, porque si no le iban a quitar a sus hijos, a lo que ella respondió: "Pertenezco al partido de Jesucristo", Dios la ayudó a salir vencedora de múltiples pruebas; mientras muchos eran los que caían alrededor de ellos por los atrocidades de la guerra, la familia siempre permaneció junta y siempre permanecieron bajo la sombra del omnipotente.