El Tiempo y Las Apariencias
El tiempo es como un gran ferrocarril que transita o se desliza por los rieles de la vida, inmensurable, indetenible; en el viajamos seres humanos con distintas filosofías de pensamiento, rasgos, culturas, costumbres, ideologías, clases sociales, etc. Determinadas estas por el mismo hombre que nos colocan en diferentes vagones, distanciados unos de otros por “acoples o separadores” muy rígidos y excluyentes, provocando un gran mal que ha afectado en gran forma el estado original del hombre; la gran mayoría, por no decir todos sus pasajeros se pelean, (Y cuando digo. Se pelean, estoy utilizando el termino correcto) se pelean, repito, para ocupar el vagón de la preferencia general; nos encanta vivir de apariencias. ¿Por qué no mejor caminamos libremente por todos y cada uno de sus vagones, reconociendo que la única clase que nos une es la humana, disfrutando de sus espacios? Al fin y al cabo, en cada estación se irán quedando sus pasajeros sin ningún distingo de “clases” Veremos de esa manera como bajan tantos ricos como pobres, grandes y chicos, famosos y los que no lo son; a todos nos corresponde una estación en particular, sin importar el vagón que ocupemos. ¿Por qué no sentarnos en el vagón del café, y degustar de este tiempo en completa paz? Dice el salmista: “Por qué se amotinan los pueblos y su gente piensa cosas vanas”
Alguien dijo: “Hemos abierto muchos abismos, pero se nos olvidó tender puentes”