No entiendo nada -Un poco de imaginación con mucha realidad-
Las personas siempre han sido muy complicadas y difíciles de entender.
Me ha pasado que ni siquiera vuelven, me dejaron ahí, me cambiaron por un gato, llamándome con apodos ofensivos y, lo peor, uno de gafo sigue detrás de ellas.
Ahora las cosas enconaron. Todos pelean entre sí, se golpean y se gritan, sus peleas se han vuelto muy violentas, más que las nuestras. Sus tácticas son distintas. Lanzan una cosa pequeña que expulsa un humo desagradable que al inhalarlo la garganta se quema, los ojos lagrimean y cuesta respirar.
La primera vez que lo olí casi me desmayo… Menos mal que una de esas personas (con una cara bien rara) me salvo al cargarme y llevarme con su manada para que me curaran. A pesar de mi terrible experiencia previa con estos seres acepté su ayuda. Desde entonces, los cuido pues me enseñaron que es un ser humano.
Tengo la tarea de advertir a otros que (como yo) no entendemos ni pío de lo que sucede.
Procuro avisar con antelación para que no sufran con ese odioso olor o sus oídos estallen por las armas de los chupamedias.
Siempre me ha costado conseguir comida pero ahora es peor. La gente busca comida en el mismo recipiente que yo: el container de basura. De vez en cuando tenemos enfrentamientos ya que el hambre saca nuestro lado más primitivo, convirtiéndonos en animales.
Todos me llaman Firulais (no sé por qué), mi nombre realmente es Mercurio, pero de todas maneras me gusta el apodo.
No comprendo el porqué de las riñas pero debe ser muy importante ya que cada vez son más quienes se unen y pelean por la causa.
“Siento mucho que te afecte nuestra guerra… Lo hacemos para recuperar nuestro territorio”.
No tenía la menor idea que era dueño de una tierra y para colmo ¡me la están quitando! Gracias a esa hembra que me sano ya estoy lleno de fuerzas para luchar a su lado y así conseguir la libertad y el país que nos pertenece.
Mayo, 2017. Caracas-Venezuela.
Me encanta!