Refutó
El poeta se enamoró del verde, del amarillo, del rojo.
Todo lo veía de estos tres colores. Unas veces vacas verdes, otras sombras amarillas, mujeres rojas. Le parecía perfecto ver el mundo de esta manera. Cuando le dijeron que había vacas blancas, sombras oscuras y mujeres negras, argumentó que él no percibía el mundo surrealista.