Siempre estar tenso, recordar asuntos de haces 5 años atrás que nadie recuerda, asumir cosas que no tienen nada que ver, sentirse idiota constantemente y temer, temer a lo que viene, lo que se acerca, que puede que pase o no, pero vivir el terror como si justamente estuviera pasando y el mundo se desmoronace sobre nosotros. No sé precisamente si eso es lo que los demás viven con la ansiedad, es lo que yo he vivido... Vivo, de hecho.

La ansiedad, mi compañera de tantos años, es parte de cada uno de nosotros los humanos. Ese estado de alerta por las cosas que pueden o pueden no suceder, es parte de un sistema natural que nos pone al tanto de lo que tenemos que hacer para continuar viviendo, y no sólo eso, sino para seguir creciendo y lograr nuestras metas.

Para mi la ansiedad es la evolución del miedo, es su desarrollo y adaptación al medio ya que la ansiedad en fin es eso mismo, miedo, temor, aprensión, pero direccionada a lo futuro. Es como sí, el propio sistema orgánico se diera cuenta de que no basta con dar una alarma cuando una situación adversa se presenta, sino que pueden haber patrones que la preceden y de esta manera, dar una advertencia para así poder evitar el peligro. Es para mi lo intrigrante, al menos lo veo así, cuantos años tuvieron que pasar para que esta estrategía emocional surgiera, ni idea, pero es en este siglo donde más vale a pena reflexionarla.

El mundo de hoy, movido, activo y rápido, la ansiedad se encuentra incluso antes de voltear en la esquina. Está por doquier y es dificil encontrar alguien que no la sienta en una cierta intensidad. Pero el problema no es la emoción, es cuando esta se hace constante, perseverante, insistente, agobiante y por supuesto, muy muy intensa. Quienes padecemos de una ansiedad intensa y constante, presentamos toda una gama muy variada de sensaciones que no se limita a nuestro cuerpo sino también, se hace un esquema complejo en la mente y en la personalidad.

Aunque no vengo a indicar cuales son los sintomas, la verdad, mi intención es reflexionar el cómo y el por qué de la ansiedad recurrente e imperante. He hablado con varias personas acerca de la ansiedad, o a veces discutido el tema indirectamente y me he dado cuenta, que la mente de estas personas (incluyendome), está acostumbrada a asumir lo peor, no como una posibilidad, sino como una realidad absoluta. No conforme con eso, se genera el drama, el miedo agudo de que suceda la catastrofe que al final nunca viene, o capaz viene, pero nunca es ni tan mala ni tan buena como se anticipa.

Un círculo vicioso que se hace eterno

Dice un gran proverbio chino:

Si tienes un problema que no tiene solución ¿Para qué te preocupas? y si tiene solución ¿Para que te preocupas?

Esta cuestión llega a la mente de un ansioso como un auto que se estrella directamente contra un muro. Es sumamente impactante e inhabilita el pensamiento porqué tiene razón.

Pasa que en la mente el proverbio llega a calmar, pero al darse cuenta que viene desgastandose tantos años por problemas que tienen y no tienen solución, surge una irremediable verguenza con uno mismo. Te comienzas por sentir culpable y estúpido por no haberte de dado cuenta que el exceso de preocupación no lleva a nada y es ahí donde te empiezas a dar golpes de pecho por no haber actuado como deberías anteriormente.

Y así continuas, sintiendote mal contigo mismo y sigues temiendo, ya que si no supiste dar con una solución tan fácil, como se supone que afrontes un trabajo. Cómo puedes asegurar que lo que estas haciendo está bien, si no pudiste ni pensar en que la preocupación no te lleva nada. Sigues dudando, y dudas de ti mismo, de lo que sabes, de lo que haces, de lo que ves... de todo. Y así empiezas a temer, ya que todo lo que se viene es un mundo que desconoces, es una incertidumbre total ya que todo lo que sabes ya no vale de nada, y todo por un error.

Luego llegan las criticas externas, que te empiezan a exigir calma, que subestiman lo que sientes como si fuera cuestión de decidir ya no sentir ansiedad, y la sensación de estupidez se exacerba. El autoreproche es el pan de cada día, el miedo, como un pájaro carpintero, retumba en tu cráneo para hacerte sentir que todo está mal y será peor, y se vuelve un círculo vicioso que se retroalimenta del temor, el fracaso, la autocritica y de nuevo al temor. Así continúa hasta hacerse automático, todo por un error lejano, una falacia, y por no haber cumplido con las expectativas.

Y así, la mente se convierte en una sola de autotortura eterna.

Aunque no la buena noticia es que puede cambiar, todo en esta vida puede cambiar. Sólo que no es asunto sencillo, disminuir la ansiedad a niveles normales no es algo que se llega del día a la mañana, se basa principalmente en el esfuerzo, en la interrupción del ciclo, en el abrirse a la experiencia para así poco a poco darse cuenta que tomar riesgos es parte de la vida y que es peor vivir con miedo que vivir desprevenido. Por supuesto, no se trata de extremos, se trata de equilibrio. La solución nunca estará en eliminar la ansiedad, sino en regularla. Usarla a favor, aprovecharla y darle el sentido por el cual esta respuesta emocional existe, cómo lograrlo es cuestión de cada quién, pues no hay un sólo camino, pero siempre es bueno contar al menos con el apoyo de alguien e incluso la guia de un profesional.

Cuanta razón tuvo Roy Batty, antagonista de la película de Blade Runner al decir

Es toda una experiencia vivir con miedo ¿verdad? eso es lo que significa ser un esclavo

Una de las frases que más recordaré de cine, y la comparto, porque es la mejor forma de explicar lo que es vivir con ansiedad.