Zapatero a tus zapatos

Yo lo tengo claro. Ahora, porque antes la verdad es que no.

Siempre pensaba que tenía saber de todo, mejorar mis habilidades, aprender aquello que no sabía o mejorar lo que me costaba de los proyectos, para poder desarrollarlos.

¿Pero sabes qué? ¡¡Error!!

Por experiencia propia en muchos de mis más de 20 proyectos desarrollados en poco más de 20 años, descubrí que siempre puedes conseguir alguien que se encargue de lo que a uno se le da peor o no tan bien, donde flaqueamos.

Entonces, si puedo contratar las áreas que a mí no se me dan bien, ¿por qué voy a desperdiciar mi tiempo, mi valioso tiempo que nadie me podrá devolver nunca, en mejorar eso en vez de centrarme en sacar provecho en lo que SI se me da bien, donde soy mejor que la media, donde será mucho más complicado (no imposible) conseguir contratar alguien mejor que yo?

Yo he ido descubriendo a lo largo de los años que no soy bueno en ejecutar cosas, ya que me aburro con facilidad; por lo contrario soy muy bueno en idear, en pensar soluciones, en organizar cosas, proyectos, empresas. Pero no en ejecutar, en el día a día.

Entonces ¿por qué me iba a dedicar a lo que no me gusta y ni siquiera soy bueno?

Me he ido rodeando de profesionales que cada uno en su área es muchísimo mejor que yo. Saben lo que hacen, saben lo que necesito y lo que es bueno para el proyecto en cuestión. Y yo me puedo quedar a un lado (hasta ellos lo agradecen que les deje hacer ;-)).

Así a mí me queda muchísimo más tiempo para dedicarme a las áreas donde puedo hacer prosperar a nuestros negocios, a los de nuestros clientes.

El último proyecto es un claro ejemplo: en NomadCapital.Fund empecé yo haciendo la operativa diaria de análisis y compra-venta en el mercado de las cryptomonedas, algo que a mí se me ha dado muy bien con mi capital.

Pero a razón de que el volumen de capital iba creciendo gracias a la enorme confianza de nuestros inversores, me di cuenta de que mis capacidades para manejar semejantes capitales estaban limitadas.

¿Solución? Sencillo, empecé a seguir la pista a profesionales y expertos del mercado que me llamaban la atención, anotaba sus valoraciones y predicciones, las comparaba pasado un tiempo y evaluaba el resultado. Después empecé a entablar conversación y los tanteé; cuando pude confirmar mi intuición, les fiché como asesores externos.

¿Resultado? Rentabilidades como las que tenía antes con mi “pequeño” capital, pero ahora ajustadas all gran capital.

Siempre hay alguien que hará mejor lo que hacemos nosotros. Solo es cuestión de encontrarlos.

De ahí mi recomendación: no pierdas tiempo intentando mejorar tus debilidades; ¡aprovecha y potencia sus fortalezas!

¿Qué opinas tú? ¿Me lo cuentas?